El Concierto para violín y orquesta del finlandés Jean Sibelius, que entraña un verdadero desafío, incluso para los virtuosos, será una de las obras maestras a interpretar este fin de semana por la Orquesta Sinfónica de Yucatán con la participación como solista del destacado violinista Adrián Justus. Bajo la dirección del maestro José Areán, titular artístico, la Sinfónica incluirá dicho concierto en el programa que incluirá otras dos joyas musicales: del húngaro Béla Bartók las Danzas Folklóricas Rumanas y del ruso Dmitri Shostakovich la Sinfonía No. 9 a tocar este 9 y 11 de junio de 2023 en el auditorio del Palacio de la Música.
La OSY volverá a hacer historia con este insigne concierto de Sibelius, tal como lo hizo el 20 de noviembre de 2016 cuando tuvo como solista a la violinista ruso-española, Elena Mikhailova, en la apertura del Festival Internacional de Música de Morelia, obra que luego interpretó el 25 y 27 de noviembre de ese año en Mérida. Tocará el turno a Adrián Justus, integrante del círculo de grandes virtuosos mexicanos, ya que obtuvo el primer lugar del Concurso Nacional de Violín de la UNAM, la medalla de oro en el Concurso Internacional de Violín “Henryk Szeryng”, la Medalla Mozart del Instituto Cultural Domecq y el Premio Artista Internacional 2002 en Nueva York.
Será una gran oportunidad ser testigos del virtuosismo de Adrián Justus, ya que en una de sus grabaciones figura el Concierto para violín de Sibelius con la Orquesta Filarmónica de Londres. También ha tocado como solista con la Filarmónica de Tokio, la Sinfónica de Kioto, la Sinfónica de Fujisawa, la Orquesta de Solistas de Israel, la Sinfónica de Jerusalén y la Orquesta del Festival de Praga. En el país, también ha sido invitado por la Sinfónica del Estado de México, la Sinfónica de Xalapa, la Filarmónica de Jalisco y la Filarmónica de la UNAM, entre otras.
Motivo de inquietud para los violinistas más consumados en este concierto, el único de su tipo que compusiera Sibelius (1865-1957), como también lo hicieron Beethoven, Brahms y Tchaikovsky. Son complejos los requerimientos técnicos de la pieza que exige al solista y no todos se atreven a tocar, salvo los virtuosos. Aunque no era un consumado violinista, Sibelius compuso dicha obra en 1903 y dirigió su estreno en la primavera del mismo año en Helsinki con la participación del violinista Víctor Novacek, profesor del Conservatorio de esa ciudad, sin embargo, la presentación fue un desastre ya que el concertista no pudo cumplir con la partitura.
El hecho obligó al compositor realizar una revisión exhaustiva y a fondo del concierto. El estreno de la nueva versión, en el otoño de 1905, estuvo a cargo del gran director Richard Strauss al frente de la Filarmónica de Berlín, y fue el líder de la orquesta, Karel Halir, quien tocó las partes solistas, aunque reconoció que se sintió incapaz de lograr las cotas de lirismo de Sibelius. Pese a los descalabros iniciales, el Concierto para violín en Re menor de Sibelius representa un monumento para la posteridad y una de las cimas del género para ese instrumento, por ello, forma parte del repertorio de prestigiados violinistas y de las orquestas del mundo.
El programa inicia con Danzas Folklóricas Rumanas del húngaro Béla Bartók (1881-1945), arreglos de siete melodías instrumentales que el autor recopiló en su viaje a localidades rumanas. Dichos pasajes son ricas en diversidad tímbrica y variedad, que el autor transformó en miniaturas cuya duración no sobrepasa el minuto. Durante su viaje a Transilvania entre 1909 y 1914, Bartók encontró que la música folclórica rumana era más rica en su variedad que la de su natal Hungría: los ritmos, timbres y combinación de instrumentos como el violín, la guitarra, la flauta campesina y la gaita le inspiraron a crear sus danzas. La versión original es para piano solo, pero los arreglos para otros instrumentos o conjuntos son numerosos.
La OSY concluirá su presentación con la Sinfonía No. 9, Op. 70 que compuso Dimitri Shostakovich (1906-1975) el final de la Segunda Guerra Mundial a solicitud de las autoridades estalinistas, quienes esperaban una apoteosis con un final orquestal épico como la Obertura 1812 de Tchaikovsky o la Novena Sinfonía Coral de Beethoven. El régimen suponía que su compositor predilecto crearía una obra digna de la victoria rusa sobre los nazis, que elevaría la figura de Stalin como el gran artífice del triunfo del llamado Ejército Rojo, sin embargo, el músico a final de cuentas entregó una suite de carácter satírico y melancólico.
De cinco movimientos con una duración de unos 26 minutos, Shostakovich estrenó la más breve de sus sinfonías el 03 de noviembre de 1945 en Leningrado por la Filarmónica de esa ciudad, bajo la dirección de Yevgeni Mravinski. Lo escuchado provocó controversia y críticas severas al compositor. Ante el enojo de Stalin, Shostakovich no volvió a componer una sinfonía más hasta la muerte del dictador. Según testimonios del autor se trató “de una obra con un humor ligero y soleado”, pero las autoridades soviéticas finalmente la calificaron como “ideológicamente débil”.
La OSY invita al público adquirir sus boletos en la taquilla ubicada en el lobby del Palacio de la Música (300 pesos) o bien adquirirlos en línea en la página web www.sinfonicadeyucatan.com.mx para los conciertos programados este 09 y 11 de junio de 2023 a las 20:00 y 12:00 horas, respectivamente, en el auditorio del Palacio de la Música.