Una serie sobre el divorcio: Fleishman está en apuros…

En su columna, David Moreno analiza una serie basada en el debut literario de Taffy Brodesser-Akner: "Fleishman está en apuros", la cual da cuenta de lo que significa estar divorciado y soltero en el mundo contemporáneo. "Fleishman is in Trouble" puede verse en en Star Plus...

Fleishman is in Trouble está disponible en Star Plus. La serie está basada en el debut literario de Taffy Brodesser-Akner.

Está claro que el divorcio es no solamente un acto de carácter jurídico: es un quebranto en la vida de dos personas y de todas aquellas que les rodean. El divorcio implica una falla en las expectativas que una pareja se planteó al momento de decidir caminar juntos por el mundo, pero también es un fracaso de las expectativas que se tenían de manera individual.

Sin embargo, esa ruptura no necesariamente implica un final y, como todo en la vida, el concepto de divorcio ha ido resignificándose y se ha despojado de muchos los estigmas sociales y culturales que cargaban quienes llevaban sobre sus hombros la etiqueta de divorciado o divorciada. Ahora un divorcio también puede ser el principio de una vida diferente en la que se crean nuevas expectativas y se entra de nuevo a un mundo que ha cambiado de manera significativa. Un mundo para el que quizá no estamos preparados a enfrentar… o sí. Todo dependerá de muchas circunstancias y de las capacidades que cada quien tenga para enfrentar lo que viene después de una ruptura.

Fleishman is In Trouble es una serie sobre el divorcio y, por lo tanto, sobre el matrimonio. Cuenta la historia de Toby Fleishman, un médico de unos 40 años que después de 15 veranos junto a Rachel, su ex esposa, se encuentra solo y enfrentado a una vida que nunca planeó, que nunca esperó. Está inmerso en un mundo en el cual las relaciones inician y terminan a través de la pantalla de un teléfono. Vive una vida sexual intensa, llena de fotografías que le envían mujeres que también están intentando espantar a la soledad o simplemente buscando pasar un rato divertido.

En medio de todo ese viaje de (auto)descubrimiento, Rachel entra una noche a su departamento y deja a sus dos hijos para después desaparecer por completo. Toby intentará comunicarse con ella por todos los medios, pero le resulta imposible. Tratará de descifrar lo que ha sucedido con su ex esposa al mismo tiempo que tiene que reconfigurar la relación con sus hijos Hanna de 11 años y Solly de 8. Dos niños que, como siempre sucede, se han quedado atrapados en el abismo causado por el rompimiento de sus padres.

En ese lapso, Toby Fleishman ha retomado la amistad con dos de sus mejores amigos de su etapa universitaria: Adam, un exitoso corredor de bolsa y Libby, una periodista frustrada que vive con su marido y sus dos hijos en los suburbios neoyorquinos, alejada de la vida que siempre soñó que tendría particularmente en el ámbito profesional. La voz de Libby será el conducto por el cual nos adentraremos en esta historia y en sus personajes. Voy a detenerme en tres de ellos.

Toby Fleishman

Toby Fleishman estudió para ser doctor porque tenía la intención de ayudar a las personas. Su propósito era vivir cómodamente, sin carencias, sin lujos excesivos. Nunca vio a la medicina como una profesión de lucro. Se especializó en enfermedades relacionadas con el hígado y tiene un trabajo estable en uno de los mejores hospitales de Nueva York. Es un personaje que gusta de caminar por la ciudad, de ir a museos y sobre todo de disfrutar la vida sencilla, familiar. Pero tras esa aparente sencillez se esconde un personaje con una gran inseguridad sobre sí mismo, sobre su potencial. Un hombre roto completamente por el divorcio con una mujer a la que, sobre todo, idealizó. Toby se casó solamente con una parte de Rachel, la otra mitad le resultaba tan desconocida como sorprendente y, para su desgracia, esa es la mitad que era la más importante para la propia Rachel.

Eso lo convierte en un personaje con el cual la audiencia puede tener una relación ambivalente: por momentos uno puede identificarse con ese deseo de Toby por mantener una relación familiar estable, por su firme creencia en el amor, por su enorme capacidad como padre o por su tenacidad al momento de enfrentar una situación complicada con un paciente. Pero por otro lado también es notorio su egoísmo, su falta de empatía ante las situaciones por las cuales atraviesa su mujer, la forma como intenta que sea ella la que se adapte a su concepción de la relación y de la vida mientras él se niega completamente a hacerlo. Es un personaje multidimensional y, por ende, humano.

Rachel Fleishman

Rachel resulta en un principio en un misterio para el espectador. Su repentina desaparición, el abandono de sus hijos y la aparente indiferencia hacía su familia le hace parecer en un principio la antítesis a esa idealización de la mujer moderna: la que combina perfectamente a la vida profesional con la del hogar. Se percibe como la villana que rompe una trama presuntamente instalada en los terrenos de lo ideal. Pero conforme la serie avanza el espectador irá descubriendo que toda ruptura de pareja tiene dos versiones y que achacar las culpas a solo una de las partes si bien resulta en algo hasta cierto punto natural, es solo mirar la mitad de vaso que ha sido llenado por las experiencias de dos personas.

Rachel es una mujer rota por la ausencia de un bagaje familiar sólido. Es una persona obsesionada con el éxito profesional porque para ella esa es la mejor manera de garantizarse y garantizar a su familia una estabilidad duradera. Pero sobre todo, es una mujer distante de la idealización que aún se tiene sobre la maternidad. Víctima de un brutal episodio de violencia obstétrica durante la labor de parto de su primera hija, la terrible vivencia le marcará de manera contundente y le llevará a dudar sobre su condición de madre.

Intentará encontrar apoyo en un grupo de mujeres víctimas de abuso y en un Toby que es incapaz de comprender lo que le ha sucedido a su esposa, sin encontrar una respuesta. Va alejándose de su marido y de su familia para insertarse en el trabajo y en un mundo de apariencias en el que lo que más se aparenta es la felicidad. Terminará rompiéndose por completo y ello le conducirá a ese episodio en el que deja a sus hijos con Toby para adentrarse en una espiral de sentimientos que la llevará a un fondo oscuro y del que necesitará de todas sus fuerzas para salir.

Lizzy Epstein

Lizzy es la mejor amiga de Toby Fleishman. Una periodista que soñó con ser una gran contadora de historias, pero que nunca ha encontrado su propia voz para hacerlo. Ha crecido profesionalmente junto a grandes cronistas a los que mira con una exagerada admiración. Está casada con Adam, un exitoso abogado litigante con quien tiene dos hijos. La familia se ha ido a vivir a los suburbios de Nueva Jersey la vida que se supone deben llevar las familias estables exitosas: hijos en buenas escuelas, fines de semana en un club social, parrilladas con amigos y vacaciones en parques de diversiones todos los veranos.

En resumen: Lizzy ha llegado a un momento de su vida en el que ésta le comienza a parecer predecible, aburrida y muy lejos lo que pensó sería el matrimonio y el éxito. Por ello, cuando empieza a contar la vida de Toby (toda la serie está narrada desde su perspectiva) lo hace con la mirada de una mujer casada que mira al recién divorciado con una mezcla de admiración, morbo, pena e incluso cierto deseo de ser ella quien pueda vivir y experimentar lo que Fleisham atraviesa como divorciado. Entiende que la historia de Toby es en realidad la de muchos miembros de una generación que llega a un punto de inflexión sus vidas, un punto sin retorno en el que el futuro corre con más prisa por llegar y su llegada es más determinante y contundente que lo que lo fue en el pasado.

Fleishman está en apuros

Estos tres personajes serán el eje de una serie en la que visitamos un escenario de crisis personal en el que el las personas están aprendiendo a adaptarse a situaciones cuya escenografía está siempre en un anárquico movimiento. La voz en off de Lizzy funciona perfectamente porque no solamente nos permite interiorizar en las emociones y pensamientos de cada uno de los personajes, sino que a partir de esa interiorización tenemos un mapa emocional más amplio de un grupo de personas que están intentando cerrar una etapa importante de sus vidas con el objetivo de entrar a la segunda mitad de las mismas con un mejor panorama.

Jessee Eisenberg, Claire Danes y Lizzy Caplan, resultan en un extraordinario trabajo de casting para dar vida a los personajes principales de Fleishman is in Trouble. Eisenberg siempre se ha destacado por interpretar a personajes con cierta dosis de neurosis, Toby Fleishman no es la excepción. Es interesante verlo caminar por las calles de un verano neoyorkino vestido con un par de shorts y una playera de algodón. Una vestimenta que es en sí misma una declaración de principios: quiero ser tan común como la persona que camina a mi lado.

Pero esa idea siempre termina desvaneciéndose, quizá porque, aunque muchas personas se esfuercen por buscar la estabilidad en la medianía, de alguna forma sus conflictos personales les hacen vivir experiencias que ponen a prueba un carácter que nunca se han forjado. Eisenberg es estupendo para el papel porque tiene un físico que no es necesariamente sobresaliente y tiene todo el talento para explotarlo, para convertir al espectador en un aliado de su causa y, posteriormente, romper esa alianza cuando muestra otra faceta de su personalidad: la del resentimiento y la falta de empatía.

La falta de personalidad de Toby contrasta con el desarrollo que la de Rachel va alcanzando conforme avanza la serie. Un desarrollo al que asistimos a través de una serie de flashbacks perfectamente insertados para contextualizar la historia. Rachel es una chica solitaria que se enamora en la universidad de un joven que en ese momento parecía tener los mismos intereses que ella. A ello hay que añadir que Toby posee algo que ella nuca tuvo: familia y tradición. Rachel quedará en un principio encantada con todo ello, es un mundo que en principio resulta maravilloso, pero cuando va descubriendo su potencial profesional aparece la que se convertirá en la parte más dominante de su personalidad: la de la búsqueda de una posición social y económica para dar paso a una mejor calidad de vida.

Rachel se va convirtiendo en una mujer cada vez más sofisticada, más compleja y que contrasta con un Toby al que no le interesa acceder al mundo al que entra su esposa. Claire Danes entiende perfectamente lo anterior y va desarrollando un personaje sumamente complicado al que sus propios fantasmas y experiencias van alcanzando conforme la serie avanza. Su amplio rango histriónico le permite dibujar esa complejidad; Danes es más que eficaz para representar a una Rachel que en un principio pudiera parecer antagónica a Toby pero que en realidad es solamente una de las dos partes involucradas en una trama que no puede medirse en términos de blanco y negro.

Y luego está Lizzy Caplan. La narración que hace Caplan, en el papel de Libby, de la vida de Toby Fleishman es una delicia. Su voz nos lleva por los diferentes recovecos emocionales de su amigo y del mundo que le rodea. Es precisamente esa voz de la cronista que ha estado ahí esperando por una gran historia cuando, sin darse cuenta, esa historia siempre ha estado a su alcance. Es una crónica llena de emociones, de juicios e incluso prejuicios que en algún momento se van desvaneciendo mientras los sucesos se van dando, mientras –junto al público que se engancha a su narración– va entendiendo que la historia de los Fleishman es tan común como extraordinaria.

Lo mejor es cómo Caplan adapta la narrativa de los Fleishman a la de su propio personaje, y logra reflejar en el fracaso matrimonial de su amigo y su nueva vida en el mundo de la soltería a sus propios fracasos, deseos y especialmente a su realidad. La Libby de Caplan somos todos nosotros y es el vehículo por el cual el espectador también puede verse (o no) en las vivencias de Toby y en el caos que se ha desatado a su alrededor.

La vida está llena de encuentros y desencuentros. De triunfos y fracasos. De dualidades que forman parte de lo cotidiano. Algunos le llaman aprendizaje, otros experiencia, llámenle como ustedes lo prefieran pero finalmente lo importante es que forman parte del bagaje que llevaremos a cuestas hasta el último de nuestros alientos. Por ello, quizá lo único que podemos hacer es encontrar la belleza en la entropía en la que vivimos. Toby Fleishman irá comprendiendo que ahí está el secreto para comenzar de nuevo. Lo entenderán también, desde otra óptica, Rachel Fleishman y Libby Epstein.

Es cierto, son personajes que se mueven en un contexto determinado, que tienen una posición social y económica acomodada y que viven en una ciudad que tiene su propia manera de influir en la vida de sus habitantes, pero a pesar de todo lo anterior su búsqueda es muy similar a la de cualquier persona: estabilidad, felicidad, amor. Fleishman is in Trouble es la historia de un divorcio, debería por lo tanto ser la historia de un final, pero no es así. Es la narrativa de las constantes en las que vivimos, del desconcierto que a veces nos rodea y de las incontables veces en las que, incluso sin darnos cuenta, el caos en el que vivimos nos ofrece la posibilidad de dar un giro y comenzar de nuevo.

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