Lucky, un digno réquiem cinematográfico

En memoria de Harry Dean Stanton…

Si ustedes nunca han escuchado hablar de Harry Dean Stanton no se preocupen, la mayoría de la gente no lo conoce, pues Stanton fue uno de los mejores actores de reparto que jamás dio el salto a la fama. Fallecido en septiembre de 2017, el extinto actor es recordado por uno de sus pocos protagónicos de alto perfil, en Paris, Texas, bajo las órdenes de Wim Wenders.

Pero antes de partir, Harry tuvo el acierto de irse como los grandes. Primero, apareciendo en algunos capítulos de esa obra maestra que es Twin Peaks: The Return, serie dirigida por David Lynch. Y, segundo, protagonizando una pequeña gran película, Lucky, ópera prima de John Carroll Lynch que le valió nominaciones a mejor actor en los Gotham Awards, Satellite Awards y el Festival de Gijón.

Lucky trata sobre el mismo Harry, encarnado en el personaje de Lucky, un hombre de 90 años que ha sobrevivido a sus contemporáneos y que deambula de manera parsimoniosa en un pueblo perdido del desierto. Ateo y fumador empedernido, camina con la seguridad de un hombre que lo ha visto todo, que sólo obedece los dictados de su voluntad y que, sin embargo, no deja de preguntarse sobre el sentido de la vida.

Sabiendo que la muerte está cerca, intenta encontrar la espiritualidad en la naturaleza y en la música ranchera, pues el filme inicia con una canción de Pedro Infante. También reflexiona sobre temas filosóficos mientras mira la inmensidad del desierto y sus enormes cactus. Y así, sin que en la trama suceda nada realmente significativo, se nos va contando una historia sobre el coraje de vivir, y la dignidad que yace en la muerte, no como una transición al más allá, sino como el acto de desaparición hacia la nada y el olvido.

David Lynch y Harry Dean Stanton en una escena de Lucky

Eso sí, siempre con una sonrisa. Escenas inolvidables van ocurriendo, gracias a sagaces diálogos con David Lynch, Ed Begley Jr. y Tom Skerritt. Con este último, intercambia anécdotas sobre la 2da Guerra Mundial, en la que Stanton participó siendo parte de la marina. Uno casi puede reír o llorar cuando Harry canta “Volver” con un mariachi en una fiesta mexicana.

Lucky es una comedia existencialista que en sus 88 minutos dice más que cualquier pretencioso de esos que abundan hoy dentro del llamado “cine de arte” y constituye el perfecto adiós para Harry Dean Stanton, que a sus 91 años dejó más de media centena de películas en su haber.

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