Dos lecturas imprescindibles para Mujercitas y Hombrecitos

No hay una edad ideal en la que una persona pueda iniciarse en el hábito de la lectura; vaya, nunca es tarde para empezar. Sin embargo, adquirirlo durante la infancia o la adolescencia puede ayudar al desarrollo integral de un ser humano, además de que le abrirá las puertas a mundos y realidades que jamás imaginó que pudiesen existir.

Es por ello que en esta columna les traemos sugerencias para los jovencitos que busquen opciones dentro de los clásicos literarios, en vez de los lanzamientos o de las publicaciones que se encuentran de moda en la actualidad. En específico, hablaré de dos obras que fueron escritas por una misma autora: Louisa May Alcott, que además son parte de una tetralogía conocida como La saga de la familia March (Little Women, Good Wives, Little men y Jo´s boys), por lo que se recomienda que sean leídas en el siguiente orden.

MUJERCITAS (1868)

Este texto está situado en 1862 y nos cuenta la historia de la familia March, compuesta por 4 hermanas: Meg, Jo, Beth y Amy, quienes viven en Concord, Massachussetts con su madre Marmee mientras esperan que su padre, un soldado que está combatiendo en la Guerra de Sucesión, regrese con bien. Las chicas alternan el proveer para su casa con la diversión pero, sobre todo, con el aprendizaje tanto de la vida como de ellas mismas.

Estas adolescentes son muy diferentes entre sí, ya que unas sueñan con casarse y tener hijos, mientras que otras tienen inclinaciones hacia el arte, como la escritura o la pintura, eso sin contar que no siempre concuerdan entre ellas debido a sus pensamientos y sentimientos tan particulares, por lo que su madre tiene el reto de criarlas como individuos a la vez que trata de formarlas y hacer de ellas unas mujeres de bien, por lo que procura enseñarles a ser caritativas a través del servicio a las personas menos favorecidas de su comunidad.

Y justo es este el tema principal de dicho texto, que es el rol de la mujer en una sociedad donde no se tenían tantas libertades y que el destino de toda niña estaba marcado desde un principio, por lo que no había muchas opciones y espacio para crecer. Sin embargo, Marmee se erige como la jefa de la familia y como una figura maternal que deja ser a sus hijas, ya que las comprende y entiende sus personalidades únicas sin reprimirlas, lo cual hace que ella y las chicas formen un lazo inquebrantable que les ayuda a enfrentar las adversidades que van surgiendo en el camino. Y entre ellas se destaca Jo, la más rebelde que cuestiona todo el tiempo su papel como mujer y las limitaciones que ello conlleva. Consciente de que su personalidad le traerá más problemas que beneficios, se esfuerza en cambiar para así hacerse más llevadera la vida.

Estas 5 mujeres son muy unidas ya que la vida las enfrenta a duras pruebas, empezando por tener que sobrevivir solas sin el hombre de la casa; pero no están del todo desamparadas, ya que a su alrededor cuentan con familia y amigos siempre dispuestos a tenderles la mano, entre ellos Teddy Lawrence, o Laurie, un joven de familia acomodada, encantador y no tan disciplinado como debiera por lo que vive con su abuelo, su único pariente vivo.  Él se involucrará con las hermanas March en varias formas, transformando su vida así como la de ellas.

Este texto posee momentos cómicos, aunque también tristes, pero sin duda es muy entrañable; tanto como sus personajes y las vivencias que van teniendo a lo largo de sus vidas, ya que la narración abarca varios años. El lenguaje es sencillo y el ritmo es ágil, por lo que será una lectura muy fácil de disfrutar para los pequeños del hogar.

 

HOMBRECITOS (1871)

Como menciono al principio de esta columna, ambas obras son parte de una tetralogía y ésta es continuación de la anterior. Es así como damos un salto en el tiempo hasta 1873, donde Jo es ahora la señora Bhaer y junto con su esposo, el profesor Friedrich, son dueños y directores de una escuela llamada Plumfield. La población estudiantil no es muy numerosa, ya que apenas son 10 alumnos, entre los que se cuentan los hijos de los Bhaer así como los de Meg March y su esposo. Todo cambia cuando llega Nat Blake, un niño huérfano con talento para el violín y que se convierte en el narrador de la historia. Después de él llega su amigo Dan y enseguida Nan, quien es la segunda niña en la escuela, por lo que se convierte en una compañía para Daisy, hasta el momento la única del género femenino.

Así de única es también la escuela e internado Plumfield, ya que los Bhaer han implementado un sistema educativo donde se fomenta la responsabilidad individual en los niños, a la vez se les permite divertirse. La meta de Jo y Friedrich es formar el carácter de sus alumnos, pero no con dureza. Y aquí es donde nos encontramos con otra idea revolucionaria y adelantada a su tiempo por parte de la autora quien, en su anterior trabajo, exploraba las ideas de independencia y libertad por parte de las mujeres, ahora llevándolo al campo de la educación, donde los niños son tratados como individuos y seres pensantes.

Y es justo de esa manera como son los personajes de este texto: muy diferentes entre sí, empezando por las edades y los ambientes en los que se han desarrollado: Nat y Dan se han forjado en las calles mientras que los hijos de Jo y Meg forman parte de un núcleo familiar lleno de amor, haciendo que sus personalidades sean muy distintas entre sí (característica en común con las hermanas March de Mujercitas). Todos tienen intereses diversos tales como la música o la ciencia, pero lo que los une son los deseos de aprender y ahí es donde entran los profesores, que se encargan de guiarlos pero también de ayudarlos en ese proceso tan complicado que es el crecer y dejar la infancia para convertirse en jovencitos y posteriormente en adultos.

En este texto se acaba con ese mito aterrorizante de “la letra con sangre entra”, puesto que la autora nos muestra cómo es que el amor y la paciencia, más que la imposición de cualquier tipo, son básicos a la hora de educar a un niño. Es de esta forma que el lector se va a encontrar con variadas clases de aventuras llevadas a cabo por estos chicos, todas ellas en nombre de la diversión, aunque no estarán exentos de cometer errores, siendo parte de la aventura más grande de todas: la vida misma.

Así que en esta lectura también nos encontraremos con bastantes moralejas en cada uno de los capítulos. También se hacen presentes algunos personajes de Mujercitas, lo cual le da continuidad a ciertas tramas y que son parte importante del microcosmos donde todos estos niños y jovencitos convergen.

Es así como ambos textos de Louisa May Alcott conforman un díptico de calidad innegable, representando una alternativa interesante para los lectores jóvenes que se hallan en la búsqueda de alguna historia que traiga un mensaje, sin que por ella deje de ser amena y que los lleve a un viaje en el que conozcan a personas y ambientes que terminen siendo inolvidables.

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