“La Catedral del Mar” en la historia de Barcelona: una reseña

La miniserie completa está disponible en Netflix.

En el siglo XIV comienza en España la transición de los feudos al establecimiento de las primeras ciudades. Ello genera una serie de cambios que a la larga serían determinantes para ir construyendo conceptos tan importantes como el de la ciudadanía, la región o la nación.  No se trató de una conversión sencilla. Junto a ella tuvo que existir un cambio en todos los estratos sociales y económicos que regían a una sociedad aún dominada por la nobleza y que negaba muchos derechos a quienes no formaban parte de ella.  En el medio, la iglesia y la fe seguían jugando un papel importante tanto en lo general como en lo individual. Alrededor de ellas giraba una buena parte del transcurrir cotidiano.

En este contexto es en el que se desarrolla la serie “La Catedral del Mar”. Que cuenta la historia de un grupo de hombres y mujeres que luchan por sobrevivir en una Barcelona que se convierte en protagonista importante del relato y que funciona como el muestrario ideal para representar esos procesos de cambio, esas batallas tanto grupales como personales a las que tenían que enfrentarse, sobre todo aquellos que no nacieron en una de las muy pocas cunas que eran mecidas por manos llenas de privilegios.

“La Catedral del Mar” va a seguir la historia de Arnau Estanyol (Hugo Arbues de niño y Aitor Luna de adulto). Lo presenta desde su nacimiento cuando su padre, Bernart Estanyol (Daniel Grao), un campesino que trabajaba en las tierras de uno de los últimos señores feudales, tiene que sacarle de la región en la que habitaban al ser acusado de un crimen que comete de manera accidental. Ello los lleva a Barcelona con la esperanza de que, pasados unos años, Bernard pudiera adquirir la categoría de ciudadano y con ello no solamente aspirar a un mejor nivel de vida para él y su hijo, sino que también con tal acontecimiento pueda prescribir el crimen que cometió.

A partir de entonces Arnau –y el espectador– irán descubriendo a la Barcelona del Siglo XIV, esa naciente urbe que comenzaba a tener ciertos rasgos cosmopolitas, pero en la que aún permanecían usos y costumbres que limitaban la vida social de las personas y las diferentes maneras de relacionarse los unos con los otros. Siendo apenas un niño, Arnau se va a involucrar en la construcción de la Iglesia de Santa María del Mar y empezará una devoción muy particular por la Virgen a la que está dedicada la iglesia. La fe se convertirá en su guía para sortear los peligros que la vida le va presentando y también en el escudo para defenderse a sí mismo y a los suyos.

El personaje es sumamente interesante pues mostrará las pocas maneras que tenía alguien nacido en la pobreza para ir escalando socialmente y llegar a ocupar cargos importantes en la ciudad, lo que irá le irá generando alianzas y enemistades que le marcarán de por vida. El mundo de Arnau Estanyol parece estar marcado por la tragedia, por la esperanza y por la fe. Su historia está impresa sobre diversos tipos de amor: el que siente de manera incondicional por su padre o por su hermano adoptivo Joan (Álvaro Villaespesa de niño y un estupendo Pablo Derqui de adulto), por el amor pasional con Aledis (Andrea Duro) y por ese que llega de manera inesperada pero firme con Mar (Michelle Jenner).

En ese camino tendrá que enfrentarse al odio de sus primos, a las múltiples guerras emprendidas por la Corona de Aragón y a todo lo que trae consigo al ser uno de los primeros en reconocer en los judíos y musulmanes que habitaban en la ciudad, a personas iguales a pesar de que la religión era un factor fundamental de división y odios marcados por generaciones enteras. Tal reconocimiento le llevará a inevitables enfrentamientos con la nobleza de la ciudad y con la Inquisición que comenzaba a ganar poder en la naciente España.

“La Catedral del Mar” presenta con gran maestría una historia en la que se van mezclando diferentes aspectos de la existencia humana. Se trata de un relato en el que el fanatismo y la fe se mezclan, se enfrentan de manera irremediable. Una narración en la que Barcelona es presentada como una ciudad próspera para la época y en la que la ambición, la tiranía, la solidaridad, la violencia de las guerras, de los enfrentamientos religiosos, de las plagas y la manera como sus habitantes tenían para enfrentar todo lo anterior van dando paso a una nueva estructura social y política. Es una muestra de lo que fue un mundo en el que los derechos humanos eran prácticamente inexistentes, en el que los siervos los perdían por completo ante sus amos y eran éstos los que tenían el poder de decisión sobre la vida de personas a las que la casualidad las hizo nacer en tierras que pertenecían a unos pocos.

Es una representación de los nulos derechos que poseían las mujeres, quienes eran consideradas como lo más bajo e incluso ruin que podía existir sin entender que jugaban un rol fundamental en el crecimiento y desarrollo de la ciudad.  Es la magnífica recreación de una época en la que, a pesar de todo, comenzaba a existir la conciencia por la igualdad del otro, por una justicia terrenal y por convertir al lugar en el que se vive en una auténtica comunidad. Pero además es una gran historia de amor, de amor por la vida, de amor por aquellos que están dispuestos a sacrificarlo todo por los hijos, por los padres, por el ser amado.

Es una historia de traiciones y de redención, de aspectos propios de la existencia que son atemporales, universales y que tuvieron tanta importancia en Siglo XIV como la tienen ahora, pues nos definen como humanos, como personas, como seres antipáticos y empáticos a la vez, llenos de dualidades que nos confrontan con otros y con nosotros mismos. “La Catedral del Mar” está llena de todos estos matices, los cuales están representados de manera brillante, original y emotiva, todo en el marco de una producción espectacular que aprovecha escenarios naturales e históricos para recrear una ciudad que comenzaba a pujar para ver nacer su propia identidad.

Realizada con base en la novela homónima de Idelfonso Falcones, me parece que estamos ante la que tal vez sea la mejor serie del 2018. Y quizá lo sea porque encuentra un balance perfecto entre su narrativa y su propuesta audiovisual, mientras desarrolla temáticas de una sorprendente universalidad, de una perenne vigencia y que llevan una importante carga de emotividad que conmueve y traslada al espectador a un mundo diferente al que conocemos, pero que fue parte de los cimientos del que hoy nos ha tocado habitar… Un gigantesco logro.

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3 Comments

  1. says: Francisco

    Independiente de lo comercial de la serie Netflix,
    Cuando descubrí a Falcones fue de improviso en una biblioteca.
    Lo que me gustó de él fue su estilo.
    Me cautivo su forma de introducir los libros que tiene.
    Es capaz de generar en su narrativa fluida ciertas expresiones que me parecieron prosa poética…solo algunas, puesto que no es su corriente. Buena reseña!!

  2. says: Carlos Alfredo Garcia

    Acabo de terminar de ver la miniserie (Netflix) y nos encantó (a mi esposa y a mi). Gran parte de la historia de Barcelona y la construcción de esa hermosa Iglesia. Somos peruanos, residentes en New Jersey y algún día nos gustaría conocer su bella ciudad y su bella iglesia.

    Carlos Alfredo Garcia Russi

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