El violinista Osvaldo Urbieta, solista invitado de la OSY

El violinista Osvaldo Urbieta interpretará este fin de semana con la Orquesta Sinfónica de Yucatán la obra Tzigane, Rapsodia para violín y orquesta de Maurice Ravel, en un programa lleno de música gitana para el respetable. ¡Boletos en taquilla...!

El violinista mexicano Osvaldo Urbieta interpretará este fin de semana con la Orquesta Sinfónica de Yucatán la obra Tzigane, Rapsodia para violín y orquesta de Maurice Ravel, de grandes exigencias en el dominio técnico y alto nivel artístico para el ejecutante. El solista invitado dará realce al quinto programa de la temporada que incluye la Pavana para una infanta difunta, también de Ravel, la Introducción y Rondo Caprichoso, Op.28 de Camille Saint-Saëns y la Sinfonía No. 41, K.551, “Júpiter” de Wolfgang Amadeus Mozart, bajo la batuta del maestro Juan Carlos Lomónaco.

Osvaldo Urbieta mostrará los días cuatro y seis de marzo en el Teatro Peón Contreras las cualidades que lo colocan como uno de los más destacados virtuosos en el violín a nivel nacional, aclamado en diversos escenarios por sus interpretaciones de obras de Tchaikovsky, Mendelssohn, Brahms y Beethoven, entre otros. El solista invitado realizó sus estudios en el Centro de Iniciación Musical de Oaxaca (CIMO), el Centro Cultural Ollin Yoliztli, la Escuela  Nacional de Música de la UNAM, así como en el Conservatorio y el Instituto Curtis de Filadelfia, donde perfeccionó su estilo interpretativo.

Miembro de una familia de violinistas, hijo del reconocido músico Alejandro Urbieta Morales, Osvaldo ha sido integrante de la Orquesta Sinfónica de Oaxaca, la Sinfónica de la Universidad de Pachuca y desde hace cuatro años de la Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM). Sus presentaciones como solista con destacadas orquestas y su repertorio de conciertos le permiten ser considerado como uno de los destacados exponentes del violín del país con jerarquía cosmopolita. El violinista oaxaqueño interpretará Tzigane, Rapsodia para violín y orquesta del compositor francés Maurice Ravel (1875-1937).

Inspirado en la música gitana de Hungría y Europa del Este, Ravel dedicó la pieza a la sobrina nieta del gran virtuoso Joseph Joachim, la violinista húngara Jelly d´ Aranyi, quien estrenó la obra en Londres en 26 de abril de 1924. Ravel describió su obra como “pieza virtuosa al estilo de Rapsodia Húngara de Brahms” o de las Danzas Húngaras de Liszt o como “propia del estilo Sarasate”. También el compositor tomó como modelo de inspiración algunos de los Caprichos de Paganini. Por lo anterior, la Rapsodia para violín implica grandes exigencias para su intérprete invitado, pues requiere destreza técnica en la ejecución y un gran dominio instrumental, sin dejar de lado la belleza las secuencias de toda la partitura.

Otra de las obras que representa un auténtico legado para los violinistas de la actualidad, es la Introducción y Rondo Caprichoso en La menor para violín y orquesta, Op. 28, creación de gran belleza que implica de principio a fin una gran destreza y concentración, que el compositor francés Camille Saint-Saëns dedicó al virtuoso Pablo Sarasate. Camille Saint-Saëns (1835-1921) siguió la tendencia de sus colegas franceses tales como Édouard Lalo y Georges Bizet de apropiarse y desarrollar los estilos de la música española, por lo que la interpretación es todo un homenaje al legado musical de la península ibérica.

De sólo nueve minutos, en  lo que parece una interminable sucesión de corcheas y notas y arcadas, el Opus 28 es de lo más destacado del músico francés, tras su estreno el cuatro de abril de 1867 en París, el cual se sumó al Concierto para violín No. 1 que también compuso el músico al español Sarasate en 1859. La OSY abrirá su quinto programa de la actual Temporada de Conciertos 37 con la Pavana para una infanta difunta, obra neoclásica que evoca estilos de tiempos pasados en un moderno contexto musical, dado que su autor Maurice Ravel formó parte también del impresionismo musical francés.

El compositor se inspiró  en  los movimientos delicados de una infanta de la corte española del siglo XVI que baila la Pavana, una danza lenta procesal, propia de esa época, y que fue muy popular. Se trata de los tímidos movimientos de una niña, envuelta en una melodía tan bella como fúnebre. Como broche de oro de este quinto programa de la temporada, la OSY interpretará la Sinfonía No. 41 en Do mayor, K.551, “Júpiter”, la última de las obras de ese género compuesta por Mozart (1756-1791) en 1788 y que goza de la preferencia del público de todos los tiempos.

Por su “carácter triunfal, generoso y solemne”, la obra fue calificada por Johann Peter Salomon, empresario alemán establecido en Inglaterra, con el nombre de “Júpiter”, el nombre de la suprema divinidad de la mitología romana. La Sinfonía No. 41 es la última de las tres de este género que Mozart compuso en rápida sucesión durante el verano de 1788, en una expresión habilidad y gran dominio de las secciones de la orquesta, producto de su genio creador. La Sinfonía No. 39 fue terminada el 26 de junio de 1788 y la No. 40 el 25 de julio.

Los conciertos se efectuarán el viernes cuatro y el domingo seis de marzo a las 20:00 y 12:00 horas, respectivamente. Los boletos están disponibles en taquillas del Teatro Peón Contreras  (150, 250, 300 y 350 pesos) o bien puede adquirirlos a través de la página web www.sinfonicadeyucatan.com.mx

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