Dedicado a tres grandes exponentes del clasicismo y romanticismo, la Orquesta Sinfónica de Yucatán presentará este fin de semana un atractivo programa bajo la guía del director invitado, el italiano Guido Maria Guida: la Obertura Las Bodas de Fígaro de Mozart, la Sinfonía No. 4 de Beethoven y la Sinfonía No. 4 de Brahms. En sendos conciertos los días 06 y 08 de octubre en el Palacio de la Música, la sinfónica interpretará joyas de repertorio a precios accesibles a fin de que públicos más amplios disfruten de lo mejor de la música de concierto, esta vez con un director huésped de calidad, distinguido por dejar huella en orquestas de Europa y América.
El maestro invitado, Guido Maria Guida estudió piano, composición y dirección en los conservatorios de Turín y de Milán, Italia, y se perfeccionó en la École Normale de Paris y en la prestigiada l’Accademia Chigiana de Siena. De 1981 a 1994 trabajó como asistente de Giuseppe Sinopoli en teatros de nivel internacional. Como pianista y director se ha presentado en los mejores escenarios del Viejo Continente y ha entablado relación muy especial con las orquestas de México, de tal forma que ha sido invitado por las orquestas Filarmónica de la Ciudad de México, Filarmónica de la UNAM, Sinfónica de Xalapa y Filarmónica de Jalisco con gran aceptación del público.
“Las orquestas en México son muy buenas, tienen también una muy buena actitud. Para mí es siempre un gozo del alma trabajar con orquestas mexicanas. Hay que subrayar que el nivel artístico y musical en los últimos años ha crecido mucho en México. Una cosa que me encanta es la vitalidad artística, el vivo interés para la música y el arte. Veo más vitalidad en México que ahora en Italia”, reconoció el maestro invitado.
La OSY abrirá sus conciertos con la Obertura “Las Bodas de Fígaro“, considerada como una de las mejores creaciones de Mozart y una de las óperas más representadas en la historia de la música. Estrenada en Viena el 1 de mayo de 1786, tres años antes de estallar la Revolución Francesa, Le nozze di Figaro se convirtió en una de las óperas más controvertidas de la historia musical, ya que se basó en una obra de teatro prohibida, de audaz crítica a la aristocracia de finales del antiguo régimen. Pese a críticas recibidas, Mozart concibió una ópera magistral, de una gran profundidad psicológica. Gracias a la colaboración con el libretista italiano Lorenzo Da Ponte, el genio de Salzburgo creó tres obras maestras del género: Las bodas de Fígaro, Don Giovanni y Così fan tutte.
Otra de las obras que interpretará la OSY es la fulgurante Sinfonía No. 4 en Si Bemol Mayor Op. 60 de Ludwig van Beethoven, la cual fue estrenada, junto con La obertura Coriolano, opus 62, en marzo de 1807, en un concierto privado efectuado en el palacio del príncipe Lobkowitz, en Viena. Para los críticos de música, nada justifica el hecho de que esta elegante y luminosa sinfonía sea, hasta tal punto, la menos escuchada de Beethoven, y de que se le haya llamado la Cenicienta entre las monumentales producciones orquestales del maestro, ya que se sitúa entre los altivos picachos de la Heroica (Tercera Sinfonía) y las nevadas cumbres de la Quinta Sinfonía.
El autor creó esta sinfonía en un periodo muy prolífico como compositor, ya que en 1806 se ocupó en su ópera Fidelio, los tres cuartetos Op. 59 y la Quinta Sinfonía, aunado al hecho de que la alegría ocupaba su existencia al sentirse favorecido por los afectos de la destinataria de su famosa carta “La Amada inmortal”. Para algunos críticos, la obra está muy cerca del espíritu de Haydn y Mozart, ya que el primer movimiento, Adagio–Allegro vivace, contiene una de las más gozosas y brillantes secuencias que Beethoven compusiera en su vida: el segundo tiempo, el Adagio, de “irresistible ternura” (según Berlioz).
“La Cuarta Sinfonía contiene un movimiento lento de indescriptible profundidad. Situada entre el drama de la Tercera y de la Quinta, esta sinfonía es un estudio sobre la serenidad: toda ella es la aceptación beethoveniana de la vida”, anotó al respecto el célebre director de orquesta austriaco Josef Krips. El tercer movimiento es un enérgico scherzo pletórico de humor y libertad y el movimiento final, Allegro ma non troppo, es, en opinión de Jan Swafford, “un jadeante y alocado moto perpetuo, la más alegre escena final de una ópera bufa.”
El cierre del cuarto programa de la temporada septiembre-diciembre 2023 corresponderá a la última sinfonía de Johannes Brahms, la Cuarta, cuyo estreno tuvo lugar en el teatro Meiningen de Sajonia, Alemania, el 25 de octubre de 1885 bajo la batuta del mismo compositor, donde el público la honró con prolongados aplausos. Tras la interpretación con la Filarmónica de Viena el 07 de marzo de 1897 – según una crónica de la época- “el público advirtió la presencia del compositor en uno de los palcos: las lágrimas bañaban sus mejillas, tenía el cuerpo encorvado, la expresión cansada y sus cabellos blancos le caían en desorden sobre la frente. Entonces todos los presentes tuvieron que contener un sollozo al comprender que le estaban diciendo adiós”. Brahms murió un mes más tarde, el 3 de abril de 1897.
Hay críticos que dicen que Brahms se inspiró en Las tragedias de Sófocles para componer esta sinfonía. Los partidarios de esta hipótesis la atribuyen al tono sombrío y austero de la música de esta sinfonía, cuyo carácter es trágico y heroico a la vez. Los boletos para ambos conciertos (300 pesos), el viernes 06 de octubre a las 20:00 horas y el domingo 08 a las 12:00 horas están disponibles en las taquillas de la OSY en el lobby del Palacio de la Música o bien pueden adquirirlos en línea en la página web www.sinfonicadeyucatan.com.mx
