Recordando a Omar Rosiles

Omar Rosiles (1982-2015)

Omar Rosiles fue un artista yucateco que nació el 16 de julio de 1982 y, lamentablemente, falleció a los 33 años el 12 de agosto de 2015. Egresado de la Escuela Superior de Artes de Yucatán, maestro en la Licenciatura de Artes Visuales de la UADY, su breve paso por el arte fue fructífero, al grado de ganar el 1er Concurso de Arte Joven de Artes Visuales Yucatán (2008), así como el premio de adquisición de la V Bienal de Artes Visuales (2011) en la categoría de Instalación. Alberto Arceo, académico e investigador de arte, recuerda una prometedora trayectoria que comenzó y terminó en un caluroso verano como el de hoy.

“No harás para ti imagen y escultura, ni figura alguna de las cosas que hay arriba en el cielo ni bajo la tierra”. Obra ganadora en la V Bienal en la categoría de Instalación.

Omar Rosiles fue una de las figuras más representativas de la aceleración y diversificación de la producción artística yucateca de los últimos años. Su lugar en la escena se sostuvo no sólo sobre numerosas distinciones regionales que obtuvo desde temprana edad sino sobre todo en su producción en sí tan prolífica como diversa. Su muestra póstuma (Centro de Artes Visuales, 2016), aunque resultado de un importante esfuerzo compilatorio, apenas fue un atisbo del espectro creativo del artista.

Omar Rosiles en La Periferia

Omar no se aferró a la meticulosidad de una disciplina, lo mismo pintaba que montaba una instalación o una acción performática; en su obra el propio contenido determinaba los formatos de salida de sus piezas. Esto le permitió desarrollar sus ideas a través de múltiples lenguajes y soportes, casi siempre con el suficiente efecto como para hacernos creer que tal variabilidad afortunada era una cualidad fácilmente asequible.

Sus ideas artísticas igualmente intentaban desdoblarse en distintas caras, puede decirse que la heterogeneidad deliberada de sus planteamientos probablemente haya sido uno de los denominadores más claros de su obra conceptual.

Omar Rosiles, prestando el término de la literatura, trabajaba bajo heterónimos, es decir creando autores ficticios con personalidades e historias específicas que producían obra igualmente diferente. Hornie Turcker es el personaje a quien mejor identificamos no sólo porque es quien hace uso del conejo como símbolo en su obra, elemento distintivo de Omar, sino porque pareciera que fue a quién mejor encarnó al propio artista.

Su heterónimo Hornie Tucker.

Hornie Turcker –decía Omar Rosiles– era un personaje en constante rebeldía, confrontando siempre la educación hermética que había recibido en su entorno sumamente conservador, por ello el conejo fue constante pues en su obra actuaba como símbolo de insubordinación.

Turcker  echó mano de una ingenuidad fingida para cuestionar la moral prevaleciente más férrea y encostrada en las instituciones. Este personaje se debatía entre lo sagrado y lo profano, el orden y la liberación, lo aprendido y la pulsión instintiva, la moderación y el deseo.

La obra de Omar Rosiles puede ser interpretada como una discusión sobre la construcción de la identidad en el mundo contemporáneo. Con referencias al contexto político y social actual a través de imágenes inquietantes como cuerpos mutilados, bombas atómicas explotando, personajes armados y otros asesinados, el artista yucateco no elude los problemas de su tiempo, por el contrario es el escenario que determina los debates internos que nos asedian: ¿Qué somos?

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