La fuerza del escenario cinematográfico (2da parte)

En esta segunda entrega, Óscar Muñoz continúa abordando el diseño espacial en el cine, comentando filmes mexicanos como "Rojo Amanecer", y producciones extranjeras como "Confidencias", de Luchino Visconti y "Laberinto", cinta de culto de Jim Henson. No dejes de leerlo...

Además de lo mencionado en la anterior entrega, cabe destacar una tercera película mexicana: Rojo amanecer, de Jorge Fons, realizada en 1989, donde igualmente los hechos suceden en un mismo espacio cerrado. La relevancia de esta película está en el hecho de que todo lo que sucede dentro del departamento de uno de los multifamiliares de la zona de Nonoalco representa lo que ocurre afuera ese 2 de octubre de 1968: la matanza de Tlatelolco. En este caso, el escenario interior es una réplica sintética de lo ocurrido ese día en Plaza de las Tres Culturas.

Rojo amanecer, Jorge Fons, 1989 [película completa]

Otro filme donde el espacio cinematográfico presenta una dinámica que repercute en la vida de cada personaje es Gruppo di famiglia in un interno (Grupo de familia en un interior), del director Luchino Visconti, también conocida como Confidencias. Aquí, todos los acontecimientos ocurren en el interior de un pequeño palacio que tiene un piso desocupado, y que una marquesa italiana obtiene su arrendamiento para su joven amante. Así que, de pronto, la casa extiende su espacio vital: además del piso que ocupa el protagonista, el de arriba es modificado para que ahí viva Konrad, el mantenido de la marquesa.

Promocional del filme Confidencias, Luchino Visconti, 1974.

En la historia de Confidencias, filmada en 1974, el protagonista principal es un profesor estadounidense que se retiró de sus actividades y se refugió en aquel antiguo palacio de Roma heredado de su madre. Sin embargo, un día llega la marquesa Bianca Brumonti para rentar un piso disponible en aquel palacio para cedérselo a su amante. Aunque la familia no se reduce sólo a ellos dos, sino también está la hija de la marquesa, Lietta, y el novio de ésta, Stefano. Y casi sin darse cuenta, el profesor se ve inmiscuido en la vida de aquella familia.

Escenas de promiscuidad en el filme Grupo de familia en un interior.

Cabe destacar que suceden hechos que presentan cierta promiscuidad: una noche, los jóvenes Lietta y Stefano, al igual que Konrad, participan en un juego sexual sin importar que este último sea el amante de la marquesa. Como este acontecimiento, suceden otros igual de escandalosos que salpicaron aquel palacio y la propia vida del dueño. La sosegada vida del protagonista se ve entonces perturbada por el comportamiento de sus inquilinos. Al final, el suicidio del amante de la marquesa logra alejar a la familia para que retorne el orden prevaleciente en el palacio, aunque también se acerca la muerte, ya que el profesor logra percibir sus rondas en el piso de arriba.

Respecto del palacio donde ocurre la historia, cabe destacar que, casi desde el principio, este escenario se bifurca en dos: el piso conservador que habita el protagonista y el piso superior, el cual fue modernizado como una estancia contemporánea. El sitio adquiere entonces una doble apariencia de sombra y luz, de antigüedad y modernidad, de vejez y juventud, como si el palacio hubiera adquirido cierta dialéctica que dinamizara una doble vida, la de arriba y la de abajo. En esta circunstancia, el piso de arriba sepultaría el de abajo, lo que finalmente ocurre: muere primero el que vivía arriba y luego, el que vivía abajo.

Tráiler del filme Confidencias, Luchino Visconti, 1974.

Claro que los escenarios de las películas comentadas anteriormente tienen un carácter estático y testimonial. Dentro de los espacios cerrados se contienen los hechos, son testigos de las historias o, en algunos casos, promueven las acciones de los protagonistas, aunque de modo discreto, como el caso de Confidencias.

En cambio, hay otro tipo de escenarios, aquellos que tienen vida y movimiento, como el de la película Laberinto, del director estadounidense Jim Henson, el creador de Los Muppets, y producida en 1986 por George Lucas. La mayoría de los personajes son representados por los títeres de Henson, y sólo los protagonistas principales fueron interpretados por actores, como Jennifer Connelly en el papel de Sarah Williams, una adolescente que penetra a un laberinto para rescatar a su hermano bebé raptado por Jareth, que es interpretado por David Bowie, el rey de los duendes. Hay otros personajes, aunque secundarios, representados por actores, como el padre se Sarah Williams, su madrastra, y las hadas, que estuvieron representadas por Natalie Finland, muy bien caracterizada.

Tráiler subtitulado del filme Laberinto, producido por George Lucas en 1986.

La historia es simple: una noche Sarah se queda en casa a cuidar a su hermanastro bebé, lo que enfada a la joven y por ello termina invocando a Jareth, rey de los duendes (personaje de su libro de fantasía predilecto), para que se lleve a Toby mediante un conjuro que estaba en el libro de Sarah. Sin prever que su deseo sería cumplido, aparece Jareth para llevarse al bebé y advertir a la adolescente que tendrá 13 horas para esquivar el laberinto que conduce al castillo del rey de los duendes. Esto marca el inicio de la aventura de Sarah para rescatar a su hermano.

Durante la travesía, Jareth intentará impedir que Sarah logre llegar al castillo, por lo cual le pone juegos mentales, acertijos difíciles e innumerables trampas a lo largo del laberinto. Y es aquí, en el escenario principal del filme donde es posible constatar que el laberinto tiene vida propia, ya que cambia constantemente. A pesar de que, en el trayecto, la protagonista conoce al enano Hoggle, el monstruo Ludo y el caballero Sir Didymus y su perro Ambrosius, quienes se hacen sus amigos, el laberinto sigue cambiando y transformándose.

Jennifer Connelly y David Bowie en el filme “Laberinto”.

A pesar de las trampas, Sarah logra entrar al castillo, pero éste también se mueve y se transforma. Incluso este nuevo escenario se bifurca y altera la gravedad al punto de que los personajes son cambiados de un lugar a otro o, si suben, los hace bajar y viceversa. El castillo es como un monstruo que tiene en sus adentros a Sarah, quien va a la deriva en sus intentos de recuperar a Toby. El castillo engaña a la protagonista todo lo posible hasta que ella finalmente rescata a su hermano y regresa a casa, luego de enfrentar a Jareth y pronunciar un conjuro de su libro que la salva.

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