Festejan el 77 aniversario de la Orquesta Típica de Yucalpetén

El Teatro Peón Contreras echa las campanas al vuelo.

Daniel Ayala es un nombre de relevancia principal en la composición nacionalista mexicana, aquella bocanada de energía especialmente intensa en la primera mitad del siglo XX. Yucateco de Abalá, este compositor nuestro, rodeado de flautas, violines y guitarras ensambló un grupo medianamente pequeño al que llamó “Orquesta Típica Yucalpetén”. Así fue como, en 1942, empezaba la vida de una agrupación que hoy -setenta y siete años después- es herencia de aquellos grandes devotos del acervo popular yucateco.

El 10 de abril del corriente, el teatro Peón Contreras fue el punto de reunión donde Pedro Carlos Herrera, su actual director, concertó a músicos y público para una ocasión memorable por todos los ángulos. Desde su colocación en el escenario, el anfitrión hacía lucir una bella estampa, con una instrumentación hecha de violines, violas, chelos, metales, maderas y percusiones enmarcando una sección lustrosa de guitarras, sello distintivo de la trova de Yucatán.

Al festejo se había invitado a personalidades cercanas a la OTY y se había dispuesto recordar a otros que con su paso enriquecieron a la orquesta, nombres bien apreciados como Pedro Hoil Calderón, Fausto Pinelo y Roberto Tello. Ocupando una butaca, allí estaban otros valores de la canción yucateca como Luis Pérez Sabido, Julián Durán -galardonado recientemente con la medalla “Pastor Cervera” de la Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán- Jorge Buenfil, Fernando Leal, Felipe de la Cruz, Carlos Gil y Sergio Esquivel, quien recibió una dosis adicional de aplausos gracias a que obras suyas estuvieron incluidas en el programa.

La música comenzó al caer de batuta. Pedro Carlos Herrera esbozó los primeros acordes con los que inundó de Yucatán el alma y pensamiento de los asistentes. “Caminante del Mayab – Peregrina – Yucalpetén” unidas en partitura, fue el abrazo de bienvenida con que reiteró la identidad hasta para el yucateco que pudo nacer en otro lugar. Aparecieron las voces de Maricarmen Pérez -hermosísima, interpretando “Donde nace el sol” de Juan Acereto-, Emma Alcocer con la candidez de “Mérida Linda”, de Felipe Díaz -músico de casa, de la sección de guitarras- Jesús Armando cantándole al “Silencio Azul” y la dupla de Ricardo Jiménez y Rodolfo Santos, resplandeciendo en “El Rosal Enfermo”, inscrito en la historia como el primer bambuco yucateco.

La primera mitad musical abrió un paréntesis. Dio paso a una erudita alocución de don Luis Pérez Sabido, en la que desde su visión propia, describió génesis y desarrollo de la OTY hasta contundir con la precisión de acontecimientos, fechas y personajes; destacó un listado de valor deslumbrante, como la premiación de Ciencias y Artes otorgada en 1999 por el entonces presidente Ernesto Zedillo. De inmediato, en presencia de la secretaria de la Cultura y las Artes, Lic. Erica Millet y los representantes de gobiernos municipal y estatal, Antrop. Irving Berlín y Lic. María Fritz respectivamente, Pedro Carlos Herrera recibió un ovacionado reconocimiento por el aniversario celebrado, así como por su labor frente a la orquesta, que agradeció sucintamente, compartida con su predecesor Roberto Tello y con la entrega de sus compañeros de trayectoria.

Reanudada la música, el fenómeno de encantamiento quedó fortalecido por la sorpresa en varios aspectos. “Palenque”, es una obra de Fausto Pinelo exenta del aura yucatanense, pero densa y profunda en su arreglo e interpretación. Entre sus matices -y los de otras obras- hay pequeños tintes al estilo de Stravinsky o de Graciela Agudelo o de Mario Lavista, aderezos que situaron en otro nivel tanto al ejecutante como al repertorio.

En seguimiento, la jarana, el bolero, el chachachá y el mambo hicieron ebullición que fue por momentos coreada por el público, acompañada con las palmas o disfrutada por los saltos timbaleros de Julián López -quizá el más notable percusionista en la Historia de Yucatán- mientras las combinaciones de instrumentos variaban del minimalismo de un dueto de clarinete y saxofón hasta la elocuencia de todo su poder sonoro. El cierre último, exigido a vítores, retumbó “Soy del Sur” de Sergio Esquivel, en la enérgica interpretación de Justiniano Gorocica frente a una audiencia que quedaba bien servida.

Detrás de las fechas especiales hay una historia que contar, compuesta de logros superando situaciones e insatisfacciones. “La Típica” no ha sido ajena a ello. Ha enfrentado problemas de todas las causas y de todas las consecuencias y sigue allí. No es exagerado cuando dicen que es pilar en la cultura de Yucatán, porque a favor o en contra, se ha ganado a pulso ese estatus. Para esta ocasión, numerada setenta y siete, ha reunido en un mismo sitio a artistas, autoridades, seguidores y hasta público nuevo compartiendo una cosecha musical, que merece una felicitación, mientras se le aplaude de pie. ¡Bravo!

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1 Comments

  1. says: Jorge

    Es un espectáculo que nadie se debe perder pues la trova de yucatan es muy importante y hermosa con nuestros artistas ya de renombre que han llevado a nuestro estado muy en alto…
    Felicidades Felipe por tu reportaje…

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