The Sandman: 30 aniversario del Rey de los sueños

A Morfeo, en su cumpleaños 30…*

Sin duda alguna, uno de los más grandiosos cómics jamás soñados es The Sandman, realizado por Neil Gaiman y una pléyade de artistas plásticos. Junto con títulos como Watchmen, The Dark Knight returns, Maus y Ásterix, ha facilitado que los cómics como medio de comunicación hayan obtenido un retrasado respeto por parte de la mal llamada alta cultura, además de forzar a que las editoriales de historietas buscaran la manera de sofisticar sus productos. 2018 es el año en que se cumplen 30 años de su publicación original.

Preludios y nocturnos.

Es imposible concebir el cómic moderno de superhéroes sin mencionar la avanzada británica que invadió la industria estadounidense en los años 80. Autores como Alan Moore, Dave Gibbons, Jamie Delano, Peter Milligan, Grant Morrison y, por supuesto, Neil Gaiman, reformatearon el concepto de superhéroe y permitieron que la industria se diera cuenta de que no necesariamente tenían que ser productos para público infantil, además de combinar el género con otros que también siempre ha sido relegados: Alan Moore se encargó de resucitar el género de terror con Swamp Thing, Grant Morrison incluyó algo de ciencia ficción y de filosofía ficción en Doom Patrol, y sería Gaiman el que permitiese que la fantasía se abordara de manera competente en un cómic que originalmente comenzó como un proyecto superheróico para después transmutar en una obra maestra de la literatura1 fantástica.

Concebido como una reimaginación del personaje creado por Jack Kirby, Gaiman tuvo la fortuna de que Karen Berger, en ese entonces planeando la creación del sello Vertigo –propiedad de DC Comics-, le diera total libertad para crear un personaje completamente nuevo, y lo mejor, al ser Vertigo un sello para lectores maduros (ojo, no necesariamente tienen que ser adultos) el escritor pudo contar historias que requieren cierto grado de crecimiento intelectual, pues las referencias artísticas e históricas que incluye pueden ahuyentar a lectores poco avezados.

Creando un universo propio, donde los sueños son el hilo conductor y lo imposible la materia de la que están hechos, Gaiman narra la historia de Dream (Sueño), quien más que un avatar de lo onírico es el mismísimo creador de los mundos letárgicos a los que viajamos en las horas, minutos o segundos en los que nos desconectamos de la realidad para permitir el descanso de nuestras neuronas. Desde su origen hasta su encarcelamiento, pasando por sus romances y deseos (aunque no necesariamente en ese orden), The Sandman es el cómic que permitió que los cómics rompieran la barrera del ghetto del mercado directo y entraran de lleno a las librerías, llegando con ello a un nuevo público que descubriría el poder del cómic para contar historias relevantes.

Fábulas y reflexiones.

Sería necio intentar explicar de lo que trata el cómic. La diversidad de temas que trata, la variedad de estilos que maneja y le ingente cantidad de personajes que aparecen lo convierten en una obra inefable, de la que solo es posible comentar su calidad.  Gaiman toma influencias de la literatura universal, pero no únicamente de ella, para fabricar una fantasía cuyo fundamento en la realidad es la misma estructura que tiene un sueño: ese desorden que se nota tan lógico, aunque siempre sepamos que no es así; el cambio inesperado de situaciones o lugares que no se nota abrupto; el terror inconmensurable producido por las pesadillas; la desesperación de no alcanzar el objetivo deseado (¿Han soñado que no pueden leer un texto? Gaiman nos lo hace y de qué manera); y la desesperanza producida al despertar y no poder continuar el sueño. Tal vez la manera más sencilla de explicar de qué se trata sea recurriendo al mismo autor, quien en el prólogo del compilado Endless Nights nos dice que el cómic trata sobre cómo “el señor de los sueños comprende que uno debe cambiar o morir, y toma su decisión”.

Uno de sus pocos puntos negativos, que realmente no lo es, pero quizás sea lo que impida su publicación en más países de habla hispana, es que es una obra con una marcada influencia de la cultura inglesa, por lo que su total comprensión por parte del público hispano puede conflictuarse. Es sencillo detectar el homenaje a los Cuentos de Canterbury2, los primeros números tienen una marcada influencia neogótica, la mitología clásica aparece varias veces, obviamente Shakespeare aparece -incluso como personaje-, pero conforme avanza la numeración los detalles se vuelven cada vez más oscuros y descubrirlo puede convertirse en una auténtica cacería de huevos de Pascua.  Sin embargo, lo anterior no impide que cualquier lector ansioso de leer un buen cómic disfrute con las oníricas aventuras del personaje principal y su corte de insólitos acompañantes.

El despertar/El velorio.

A lo largo de 75 números, más historias cortas y un tomo especial de colofón, The Sandman se convirtió en el cómic a leer a principios de los años 90, una década marcada por la mediocridad y la necedad de la industria comiquera por tener personajes “oscuros” y violentos. Su éxito intentó ser trasladado al cine y a la televisión, aunque afortunadamente nadie pudo realizar una adaptación competente, y el autor impidió que su producto se abaratara con realizaciones descoloridas.

Una vez finalizado en 1996, varias veces se especuló la posibilidad de que Gaiman retomara a los personajes y contara más historias. Agraciadamente, Gaiman tuvo el buen tino de proteger su obra estipulando en su contrato que nadie podría continuarla a excepción de él, so pena de no volver a trabajar en la editorial; eso ocurrió en 2013 con la publicación de Overture, una precuela en formato de miniserie que, si bien tiene la misma calidad que la historia original, obviamente su frescura ya no fue la misma.

Sandman, Morfeo, Oneiros, Hombre de arena y Juan Pestañas son algunos de los nombres con los que el creador de formas se conoce. Neil Gaiman tejió no sólo una historia en forma de cómic, sino que nos dio la mismísima materia de la que están hechos los sueños, esos sueños donde reposamos en almohadas de tinta y cobijas de papel.

1 Hay que aclarar que los cómics no son literatura. Pero lo menciono así debido a los premios que ha ganado en certámenes literarios.

2 De Geoffrey Chaucer, una de las primeras obras escritas en idioma inglés, equivalente al Quijote de los hispanoparlantes.

*Originalmente publicado en Comikaze # 20

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