Zot! o cuando los mundos chocan

Una reseña del icónico cómic de Scott McCloud.

Scott McCloud tal vez sea el teórico más conocido de los cómics en la actualidad. Sus trabajos han redefinido el medio para las nuevas generaciones y sin ellos sería inconcebible el reconocimiento como forma de arte que las historietas han recibido en la última veintena de años. Pero lo mejor de este autor es que sabe predicar con el ejemplo, habiendo realizado cómics antes de ponerse a discutir su valor como medio de comunicación.

A todo color.

Los años 80 fueron un parteaguas en la historia de los cómics de superhéroes. Ya desde los 70, Dennis O´Neil y Neil Adams demostraron que podían tocarse temas maduros en su corrida de Linterna y Flecha Verde, sin dejar de lado la emoción de las aventuras que todo mundo espera de un cómic de encapuchados, pero en los 80 la madurez tal vez se confundió con libertinaje, volviendo a los superhéroes en personajes enfermos dignos de las teorías freudianas. Autores como Frank Miller, Alan Moore, Kevin Eastman y Peter Laird convirtieron a los otrora supercoloridos y bonachones encapotados en algo poco menos que criminales, con pasiones y acciones propias de humanos. Al mismo tiempo, autores como John Byrne o Peter David todavía creían que los superhéroes podían ser símbolo de una utopía, manteniéndolos en sus lugares de confort, aunque con una calidad bastante alta para la media de historias de superhéroes.

Los cómics subterráneos, o comix, también fueron una influencia mayúscula en los cómics de esta década, trayendo el sexo, el uso de drogas y la violencia a la palestra, en ocasiones con una mejor manufactura que sus contrapartes de grandes editoriales, o al menos con un mayor sentido de la responsabilidad. En este panorama, un joven Scott McCloud decide comenzar su carrera como historietista contando una historia llena de ideales y aventuras ligeras, donde el superheroísmo, entendido en su vertiente clásica, sería la norma. Realmente no suena demasiado atractivo el concepto, pero lo novedoso fue que McCloud aprovecharía las herramientas narrativas de cómics de distintas partes del mundo para crear un producto innovador en el aspecto gráfico.

Combinando influencias del cómic europeo, el manga y los comix, McCloud comenzó las aventuras de Zot, el superhéroe de otra dimensión que llega a nuestra Tierra, como el típico cómic de los años 50: lleno de acción, aventura, un poco de romance y situaciones absurdas, sin dejar de lado el humor blanco. La historia sirve como una comparación entre el mundo real y el mundo de los superhéroes, donde por más poderoso que sea el personaje no podrá con los problemas que nos aquejan a los humanos de carne y hueso.

 

En blanco y negro.

Lo primero que salta a la vista es la narrativa gráfica de Zot!, donde la influencia del manga (de Ozamu Tezuka en particular) es notoria. El uso de tramas de dibujo y de paneles donde las gotas de lluvia o las hojas de los árboles se ven caer son pocas veces utilizadas en el cómic occidental. McCloud conocía el poder de ese tipo de paneles para dotar de un tiempo más pausado a la narración o para transmitir sentimientos como la melancolía, la nostalgia o las emociones de los personajes.

El trazo simple del autor también tiene gran influencia del cómic japonés, donde las líneas delgadas predominan y la acción transcurre de manera vertiginosa entre paneles. Sin embargo, fue la historia la que obtendría un gran valor, pues a mitad de la numeración, el autor decidió que sus personajes podrían servir para contar historias un poco más profundas, sin hacer a un lado los ideales superheróicos que desde el principio pretendió abarcar.

Lo que comenzó como un cómic de aventuras contra supervillanos se convirtió en un comentario sobre la sociedad estadounidense ochentera. Zot queda atrapado en nuestro mundo, y su optimismo se ve menguado cuando debe enfrentar a los problemas típicos de los adolescentes, incluyendo las drogas, la violencia y la sexualidad, en sus vertientes hetero y homo. Estos tópicos no son la típica amenaza en el mundo de donde Zot proviene, lo que pone a prueba sus valores y su instinto.

La manera en la que McCloud aborda dichos temas es responsable, sin emitir juicios, únicamente se limita a contar la historia. Incluso el número donde Zot y Jenny, su novia de la Tierra, hablan sobre sexo fue nominado a un premio Eisner, lo habla de la manera tan elocuente con que McCloud tocó el tema. Resulta curioso como el autor supo lograr una metaficción aprovechando la ingenuidad de un personaje ficticio en nuestro mundo, logrando crear un contraste entre el liberal mundo de Zot y nuestro reprimida y deprimida realidad. En otro número, McCloud aborda el lesbianismo también tratándolo de una manera respetuosa y madura, lo que en los ochenta fue algo realmente innovador en el comic de superhéroes.

 

Entendiendo el cómic.

El principal tema en Zot! es el contraste entre su mundo (para nosotros) ficticio y una realidad sospechosamente parecida a la nuestra. En el primero hay genios locos que intentan dominar el mundo, supervillanos, tecnología futurista y cosas más locas, pero a fin de cuentas el bien siempre triunfa sobre el mal, por lo que un personaje como Zot la tiene fácil. Ha sido nombrado el héroe oficial del planeta y cumple con gusto esa responsabilidad, porque sabe que el personaje principal nunca está realmente en peligro. El problema viene cuando conoce nuestra realidad y aquí las cosas no son tan sencillas.

Acá la muerte es algo bastante real y puede encontrarse donde menos se le espere. En su mundo, Zot no lidia con traficantes de droga que amenacen a adolescentes, con abuso escolar o con suicidios. Al estar en el nuestro, descubre que sus poderes y su buen ánimo poco pueden hacer para detener estos problemas. McCloud logra un discurso donde pone en perspectiva la labor del superhéroe en un mundo oscuro, justo como el que las grandes compañías editoras estaban creando para sus personajes emblemáticos, donde valores como el honor, la justicia y la equidad se estaban haciendo de lado y a través de Zot, se recuperan para decirnos que, aunque el mundo sea un lugar tenebroso, la esperanza debe ser lo último que se pierda.

Zot! quedará en los anales de la historia como la obra donde su autor puso en práctica lo que después predicaría en su obra maestra Understanding comics. Logró fusionar varios estilos narrativos, creando algo nuevo que a la postre influiría en otros autores como Terry Moore o Coleen Doran. Scott McCloud ya conocía la fuerza del cómic y utilizó este conocimiento para crear una obra redonda, aunque desgraciadamente terminada antes de tiempo.

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