Valiant Comics: Cómo construir -y destruir- un universo

En los noventa Jim Shooter creó un universo de superhéroes. Esta es su triste historia…  

 

El sueño de un hombre

Jim Shooter sabía bien lo que quería. Como editor en jefe de Marvel Comics, había logrado casi todo: convertir a la casa de las ideas en la editorial número uno con títulos como X-Men, de Claremont y Byrne; Daredevil, de Frank Miller; Fantastic Four, de Byrne también y Amazing Spiderman, de Roger Stern. También fueron exitosos sus intentos por sacudir el status quo de los héroes prominentes del universo Marvel. Así, durante su jefatura, Captain America, Thor y Iron Man sufrieron cambios en la identidad de las personas que ocupaban los disfraces, Spiderman cambió su clásico look azul y rojo por el ya también clásico negro y blanco. Él también fue el culpable de iniciar con las guerras Marvel, escribiendo la mítica Secret Wars, inaugurando la era de los grandes crossovers anuales.

Sin embargo, Shooter sabía que para llevar a Marvel a donde realmente quería debía de controlarla a todo nivel, por lo que en cuanto se enteró que la editorial se encontraba en venta juntó la friolera de 81 millones de dólares con la idea de convertirse en el dueño de la casa comiquera favorita de todos. En el último minuto de la subasta, una oferta ligeramente mayor dejó a Shooter con un palmo de narices y una fortuna en los bolsillos, pero para un hombre como él esto no representaba más que la oportunidad de fundar su propia compañía. Así nació Valiant Comics…

 

Chiquita pero matona

La historia ha demostrado que únicamente pueden coexistir dos universos de superhéroes al mismo tiempo: Marvel y DC. Pero a principios de los años noventa, Valiant demostró que, si se esfuerza un poco en contar historias de calidad y bien cuidadas, la pelea por incluir un tercer universo no está tan dispareja, e incluso puede arrebatársele un pedazo del pastel a los dos grandes.

Rodeándose de un gran talento que ya había sido probado durante su larga estancia en Marvel y que incluía autores de la talla de Bob Layton –quien redondeó el aspecto humano de Iron Man contando su lucha contra el alcoholismo- y Barry Windsor-Smith –culpable de lanzar a Conan al estrellato-, además de forjar un universo basado en la mezcla de personajes rentados (Magnus Robot Fighter, Turok, Dr. Solar, pertenecientes a la extinta editorial Gold Key) con originales (X-O Manowar, Shadowman y Harbinger), Jim Shooter logró crear una compañía emocionante, cuya fama despegó por los cientos de fans que la recomendaban de boca en boca y que culminó en la creación de un universo hoy tristemente extrañado.

Los años 90 fueron fatales para la industria del cómic. Gracias a eventos como la muerte de Superman o las portadas variantes de X-Men, el mercado se encontraba en una fiebre especulativa en donde no importaba el mérito artístico del cómic sino su coleccionabilidad. Clones de los dibujantes del momento (léase Jim Lee y Rob Liefeld) surgían como gremlins por doquier y los escritores eran relegados a un tercer plano. Valiant se despegó por completo de esta tendencia, dándole al guión la importancia que debe de tener en una historieta, sin menospreciar el aspecto gráfico, aunque contribuyó a su propio desplome al publicar ediciones rarísimas que alcanzaban precios impagables, y la imposibilidad de los lectores por completar sus colecciones terminó por alejarlos del universo que alguna vez llamaron propio.

 

Un inicio prometedor

Lo que diferenció a Valiant de otras compañías fue el realismo que los escritores plasmaron en los títulos. Si bien todas las historias se narraban dentro de un marco fantástico –eran cómics de superhéroes a final de cuentas-, la forma de resolver las situaciones pocas veces tenía que ver con cuestiones imaginarias y sí mucho con el uso del sentido común en nuestra propia realidad. Otro punto interesante es que no existían los clásicos efectos de sonido representados por onomatopeyas (¡Smash! ¡Pow! ¡Bragadooooom!), uno tiene que irlos suponiendo e imaginando, lo que realza la experiencia de su lectura.

También la suspensión de nuestra incredulidad no tiene que forzarse ya que las historias se van desarrollando de manera coherente y consecutiva, ninguna situación está sacada de la manga ni se ofrecen soluciones ad hoc para los problemas que enfrentan los personajes. Todo se resuelve debido a una gran creatividad del escritor y una buena representación del dibujante. Estas últimas características son la marca de fábrica de Shooter, quien es bien conocido por ser un fundamentalista de la continuidad, habilidad que dotó al universo Valiant de una coherencia que incluso le permitió narrar aventuras en el futuro sin forzar aquellas que se desarrollaban en el presente.

 

Definiendo al universo

Otra innovación fue el experimentar con una técnica de escritura que había sido poco utilizada anteriormente en los cómics, y que hoy en día es uno de sus principales lastres. La narración descomprimida es una manera de contar una historia de forma no lineal, en la que la línea narrativa principal se esconde –o se obstruye, como quieran verlo- detrás de otras líneas argumentales. En el típico cómic de Valiant, la acción no se da en la muy trillada fórmula “conocemos héroe-héroe lucha-héroe gana-inicia de nuevo”, aquí el escritor se daba el tiempo de presentar a cada personaje, de detallarlo hasta que conocemos incluso sus pasatiempos, y de hacer que nos interesemos por él debido a la tridimensionalidad que la ha concedido y es entre estas historias que se narra la línea argumentativa general que permite a la historia avanzar.

Y por supuesto que la ambigüedad moral no se hace esperar. Ningún personaje es completamente bueno ni completamente malvado. Algunos de los héroes resultan antipáticos en ocasiones y compartimos con algunos villanos sus motivaciones, situación que se convierte en un deleite al leer las grandes sagas que marcaron el inicio de la editorial.

 

La experiencia de tu vida

Quizás no haya sido lo más original (en 80 años de cómics de superhéroes quién puede serlo), pero la manera en que Shooter, Layton, Smith, David Lapham y compañía le imprimieron un toque de veracidad, además de escribir verdaderas metáforas sobre lo que estaba ocurriendo en ese momento en el mundo real fueron una de las piedras angulares del universo Valiant. Para poder darse una idea sobre la forma en que hablaban los cómics de Valiant, aquí unas pequeñas sinopsis de sus títulos representativos:

Jim Shooter, creador del universo Valiant.

Harbinger: Un equipo de jóvenes con poderes (y problemas) mentales se alían para detener a un hombre/corporación que desea subyugarlos. ¿Suena rutinario? No, cuando en algunos episodios los jóvenes causan más problemas que soluciones y el villano es el único que puede detenerlos.

X-O Manowar: un hombre adquiere una armadura que le otorga superhabilidades ¿Iron Man? Para nada, el hombre en cuestión es un bárbaro de la época romana abducido por una civilización extraterrestre cuyo objetivo es convertirnos en su ganado, la armadura es un prototipo de arma del fin del mundo y al bárbaro lo han transportado a nuestro tiempo.

Magnus Robot Fighter: En el futuro la humanidad depende de los robots, y algunos han comenzado a desarrollar sentimientos y conciencia ¿Saben lo que eso significa? Ajá, combates entre robots y humanos, todos basados en las leyes de la física.

Solar Man of the Atom: Un científico adquiere superpoderes e intenta traer la paz mundial, cuando el mundo trata de impedirlo se destruye el universo y ¡Bum! Nace el universo Valiant.

La fama de la editorial duró cerca de 5 años, después de los cuales cayeron en los mismos problemas que todas las demás editoriales sufrieron en los años 90: tirajes excesivos; una cantidad enorme de títulos, lo que impedía mantener la calidad; ediciones variantes; pérdida de talento; y lo peor, una corporativización que privilegió las ventas por sobre la pasión por sus productos, al punto que llegaron a expulsar a Shooter de la editorial y con él se fue la chispa que creó un universo superheroico emocionante, como no se había visto en 30 años.

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