Entrar descalzo al poema: “Hojarasca”, de Jorge Contreras

Marco Antonio Murillo reseña "Hojarasca" (2021), el más reciente libro del poeta Jorge Contreras. No dejes de leerlo...

Hojarasca, de Jorge Contreras, es un libro cuyo armado celebro, pues propone algo diferente a lo que la poesía actual publicada en México se permite realizar. Los libros producto de ella suelen perseguir la obsesión de lo perfecto, lo cuantificable, lo medido; estos productos a veces nacen como parte del protocolo requerido para una beca o para alguna convocatoria a premio literario, o bien, porque el poeta no se toma la paciencia de profundizar en su propuesta explorando las cuestiones que rodean su tema principal.

El libro de Jorge Contreras tiene un armado distinto al que describí anteriormente: sus poemas no necesariamente gozan de una unidad temática, sino más bien se encuentran cruzados por una pequeña relación semántica, misma que tiene la labor de ir relacionando uno a uno los poemas. Lo anterior se fortalece por el hecho de que el poemario en sí propone una caminata continua, pues carece de división en secciones. (Bueno el libro sí tiene, pero más bien esta divide el poemario de las traducciones y del Manifiesto Ablucionista, textos que si bien pertenecen al pensamiento del autor, no gozan de una relación intrínseca con el poemario).

De esta manera, bien se podría decir que dicho cordel semántico comienza, por supuesto desde el primer poema, con la niñez y continúa con la biografía de uno mismo, luego la pluma (escritura), la religión, la ciencia, la poesía, etc. Cabe destacar que estos mismos elementos semánticos al final del libro dan forma a lo que podríamos llamar el lugar de la memoria de Jorge Contreras, ese sitio donde cada mueble, cada cuadro está simbolizado por el tramado de sus poemas.

Ahora bien, para acercarme mejor a Hojarasca me permito seguir el modelo del libro: esto es, tomaré uno a uno los poemas que considero llevan el eje rector del libro e iré comentándolos tratando de relacionarlos. El poema que abre el libro lleva un título muy alentador: “La mejor ruta”.

El nombre propone un inicio de recorrido que, iremos descubriendo, se trata de asomarse a la ventana del pasado (por medio de la niñez) para reflexionar que la vida que a uno le tocó vivir es la mejor que pudo tener:

He pensado lo que significa vivir.

Quién no lo ha hecho. Mirar las flores,

el cielo, las estrellas, los insectos, todo,

todo parece vibrar con armonía.

Atributos de lo perfecto.

Buscamos un significado:

una flecha que diga a donde dirigirnos,

una rosa de los vientos,

una brújula de mano,

un astrolabio, una estrella para andar la mejor ruta.

El poema concluye con el descubrimiento del hijo. El hijo en esta ocasión no tendrá el papel de dar continuidad al árbol genealógico del progenitor, heredando así su conocimiento, sino que a través de él el padre se reconoce, termina de adquirir su identidad cuando reflexiona su pasado y su presente. “La mejor ruta” está muy relacionado con el siguiente poema “Breve biografía inconclusa”; allí, la revisión del pasado interioriza en la conciencia del autor, la describe con un yo poético que no deja de mirar la vida como una serie de derrotas. Dichas derrotas, sin embargo, cumplen aquí con una función órfica, cuyo propósito es bajar al infierno de uno mismo, con el fin de expiar los “errores” tomados por el hecho de vivir la vida:

Debo alejarme, he pensado en dejar de fumar,

no me queda mucho, pre ero el humo que la hipocresía.

No fumo, dejé de fumar en los versos pasados.

Releo lo escrito y veo una fluctuación de conciencia.

Estaba escribiendo un poema y ya no sé qué edad tengo.

El poema que va ligado al anterior se llama “La pluma”. Explora el oficio de escritor, pero no desde el trabajo de la palabra, la escritura, sino desde la elección del mismo y la manera en la que uno vive con eso. Jorge Contreras toca una vena sensible del mundo de la escritura: ¿Qué hacer con la derrota que todo ser humano siente frente a la familia, la sociedad, esa derrota que consiste en que nuestros padres nos subestiman?

Según mi padre no sirvo para nada:

una vez me recomendaron a un trabajo

él se entromete en la conversación

y exclama “no, Jorge no sirve para eso”.

La solución no es el rechazo al padre, sino su aceptación. Obviamente dicha aceptación no incluye congraciarse con la derrota, sino más bien crecer por medio de ella. Por ello el final del poema consiste ya en una filosofía de vida que conviene perseguir:

Me cansé de demostrar que puedo.

Esta pluma, con la que escribo

en este cuaderno íntimo

es un regalo suyo.

El poeta Jorge Contreras.

“La pluma” abre el campo de juego a una serie de poemas que aparecen desperdigados en el libro, los cuales son verdaderos momentos de reflexión sobre el uso de la palabra, es decir, sobre el oficio de escribir. Mis favoritos son “Devoción” y “Entrar descalzo al poema”. Ambos son especies de arte poética, en los cuales podríamos resumir buena parte del motor que hace caminar la poesía de Jorge Contreras. De esta forma, en “Devoción” se nos dice que: “Busco un alfabeto que reinvente las palabras / y me permita escuchar lo que dicen los silencios”. Hay allí una toma de postura frente a lo que es la poesía y cuál su utilidad.

La poesía acaso sea el último vestigio de cómo se originó el lenguaje y porqué. El lenguaje, parece decirnos el autor, no es un aparato ajeno a la naturaleza, sino ese puente que restituye la relación del ser humano con el cosmos, relación perdida en el momento en el que nos comenzamos a encerrar en grandes ciudades de piedra. Cada cosa en el universo tiene un nombre específico (aunque su forma se repita) y sólo la poesía es capaz de decirlo. Los planteamientos vertidos en este poema son tan ricos que logran poner en duda a Chesterton cuando dice: “El poeta sólo pide meter la cabeza en el cielo. Es el lógico el que intenta meter el cielo en su cabeza. Y es su cabeza la que se parte”. También la cabeza del poeta se parte cuando es llevado a preguntarse las razones todas de su oficio, esos porqués y para qués presentes tras cada sílaba o silencio del poema. 

“Entrar descalzo al poema” construye una meditación entorno al poema como objeto literario. Allá se abordan temas laberínticos, sin solución, pues dependen mucho del contexto: el mal poema, el mal lector, la sensibilidad que produce el poema, el verdadero poema. Jorge Contreras tiene el cuidado de no darnos un manual donde se nos liste alguna receta útil para hacer poesía, ese manual dependerá de la manera en que cada quién se relaciona con el mundo, pero sí, en cambio, nos da la siguiente recomendación:

Hay que entrar descalzo al poema

si no lo haces así, entrarás a otro lado, pero no al poema.

Cuando se revele algo y tu intuición despierte emociones,

imágenes, fuerzas extrañas y algo se ilumine

es señal que el poema te recibe.

La recomendación pone al poema como sujeto activo: es el autor el que construye al poema, sí, pero el poema quien pide cómo ser escrito. Aunado a esta serie de poemas que he venido comentando vale la pena destacar el titulado La poesía es un estado de conciencia. Lo destaco porque ya desde el título se subraya la idea de que el lenguaje nació a partir del momento en que nuestros ancestros adquirieron conciencia de su existencia y se empezaron a preguntar esas cosas que hoy son irresolubles: ¿Quiénes somos, a dónde venimos, para qué estamos aquí? Más que el “pienso y luego existo” de Descartes, la poesía es prueba fehaciente de que respiramos y ya desde ese respiro formamos parte medular del universo. Así, por ejemplo, se constata en el poema titulado “Alma cósmica”:

El alma cósmica

arde sin consumirse

su fulgor es una supernova

es el alba.

Podríamos seguir durante más páginas adentrándonos en el mundo sensitivo que Jorge Contreras nos regala en Hojarasca, pero no es bueno explayarse demasiado en las reseñas de libro; a veces resulta más vigoroso que el propio lector se descubra en los poemas…

Jorge Contreras [Herrera] es un poeta, ensayista, editor, promotor de lectura y gestor cultural mexicano. Director de Los Ablucionistas A.C. Salud y Felicidad a través del Arte y la Cultura, y director del Festival Internacional de Poesía Ignacio Rodríguez Galván. Autor de cinco libros de poemas. Ha colaborado en revistas como Círculo de Poesía (México), La Raíz Invertida (Colombia), Electrón Libre (Marruecos), Taqafat (Jordania) y Revista de la Universidad de México. Poemas suyos han sido traducidos al árabe, al italiano y al portugués.

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