La creación literaria y el desafío de Rulfo

En su ensayo, Mar Gómez toma como modelo un texto de Juan Rulfo, "El desafío de la creación", para elucubrar en torno a los procesos cognitivos y a los llamados misterios de la creatividad, en especial aquellos que tienen que ver con la invención literaria. ¡No dejes de leerlo!

Vivir reinventándonos en el ocio creativo es la respuesta al desafío.

Cuando aparece un run run en nuestro interior invitando al susurro, significa que una puerta se revela; uno tiene la libertad de decidir si la abre o no, si entra o no, si mira para otro lugar, si se distrae o la ignora, simular no verla; son opciones. Tal vez solo respirar hondo y entrar para empezar a escribir lo que pueda parecer un desvarío, también se llama creación. Escuchar sin prejuicios la voz y tintineos de los platos al ser lavados, o el diálogo de las hojas secas al ser pisadas y después convertirlas en una isla donde vivir, eso, es abrir los portales hacia la intuición, puede ser el camino a la imaginación del arte neuronal.

Desde niña adquirí el hábito de desgajar las palabras para entenderlas.  Fue gracias a que se incluía en el paquete de útiles escolares un diccionario; un pequeño texto de eso que no recibía el nombre de libro, pero para mí, si lo era. De pasta frágil, letras bien marcadas en negrito de la palabra a buscar, papel amarillento y grueso, lleno de un aroma, que parecía mágicamente flotar al abrir sus páginas y hundir la nariz en él. Entonces empezaba a disfrutar del aroma. No sé bien por qué, pero su olor me encandilaba y a la vez, evocaba cientos de imágenes, creo que hasta historias que había escuchado con anterioridad. Me gustaba su olor y no sabía la razón, era una peculiar fragancia grata a los sentidos.

Me visualizo de niña, buscando las palabras: Creación y Desafío, para encontrar la confusa contestación: “Acción y efecto de crear, Acción y efecto de desafiar Lejos de encontrar respuesta al inquieto espíritu infantil sufría de un impacto emocional, que me remitía a otras búsquedas, generando avidez por encontrar y entender el verdadero significado de la palabra y del mundo. Entonces, al cerebro preguntándose ¿pero y qué es crear, que es desafiar?, y encontrar por segunda respuesta: “la acción y efecto de inventar, establecer o instituir algo que anteriormente no existía ni posee antecedentes. Y la de desafío que apuntalaba a tratarse de una situación difícil a la que alguien se enfrenta, o sea un reto. Un reto sin duda era entenderlo, lo que leía.

Ustedes que leen, pueden estar imaginando la inocente bobería e ignorancia de una niña de escasos 9 años, en los sesentas, época de los discos vinilo, soy vintage y aprendí con planes y programas de antaño, donde la memorización era una de las formas favoritas a usar como pedagogía del aprendizaje. Son justamente ellas la memoria y la intuición, las que me hacen compartir y asociar este recuerdo con el tema de hoy. Ahora sé que la memoria ciertamente juega un papel importantísimo en los procesos creativos. Pienso que el desafío de la creación literaria tiene que ver con ella, pero no como no como proceso repetitivo, sino como un potente estimulador, ya que dándole uso a las diferentes memorias que poseemos los seres humanos, estimulamos la asociación de ideas y palabras.

Ejemplos de ello es decir que la memoria episódica nos regresa a eventos vividos y rescata nuestras experiencias y emociones, la memoria semántica, rescata nuestros mundos tan propios y personales relacionados al lenguaje, y la memoria del trabajo, la de largo y  corto plazo, que nos estimula en la ejecución, sí, ellas, esas memorias que a su vez tienen interconexión con la plasticidad cerebral haciendo  en nuestra red  procesos transformadores de los entornos, nos hacen divagar, soñar despiertos, hacen ruido provocando nuevos lenguajes, activando nuestra sensibilidad y fluidez; todo un arte neuronal interconectado con el mundo que nos hace construir, procesar y gritar en nuestro interior un eureka , que tal vez sea reconocido como algo novedoso por los otros en nuestras nuevas escrituras .

 Nuestras memorias son metáforas, alegorías, son imaginación e intuición convertidas en palabras, son las que nos permiten merodear en nuestros territorios emocionales, nos ayudan a usar nuestras vivencias e historia de vida como poderosos motivos, que a la vez deconstruyen y hacen uso de nuestras voces internas para evocar imágenes y darles forma. Crear es saber usar la estructurada lingüística, es hacer figuras semióticas y simbólicas de nuestros sentipensares. La plasticidad se presenta como un fenómeno que modifica la relación espacio-tiempo, entre la imagen narrativa y el sujeto lector. Convierte las imágenes en palabras, frases y oraciones completas- el conjunto de sensaciones e ideas que ocurren en la mente, son parte de nuestros procesos creativos en la escritura, poniendo en juego nuestros saberes, conocimientos e historias personales.

Al paso de los años y al relacionarme con la literatura surgió la magia de la plasticidad cerebral, Al entrar a un taller de creación literaria, el cerebro se obliga a estimularse, generando conocimiento que son fijados en las estructuras cognitivas y hacen nuevas conexiones sinápticas. Por tanto, desde la literatura la creación es un acto lingüístico, un acto de expresión, de significación y de comunicación que obligadamente tienen que ver con el desafío de la invención, es reestructurar y acomodar de forma retadora nuevas ideas surgidas de los pensares. Las palabras son cosas y las cosas palabras, a las que se les otorgan realidades y ficciones en la escritura. Rulfo, icono del cuento mexicano, cita en su texto titulado “El desafío de la creación“:

Desgraciadamente yo no tuve quién me contara cuentos; en nuestro pueblo la gente es cerrada, sí, completamente, uno es un extranjero ahí. Están ellos platicando; se sientan en sus equipales en las tardes a contarse historias y esas cosas; pero en cuanto uno llega, se quedan callados o empiezan a hablar del tiempo, … En fin, yo no tuve esa fortuna de oír a los mayores contar historias: por ello me vi obligado a inventarlas y por eso creo, que uno de los principios de la creación literaria es la invención, la imaginación”.

Creo, a diferencia de Rulfo, que las historias siempre están, aunque no nos sean contadas, están para ser deconstruidas en base a la imaginación ciertamente. No hay tal magia como el intenta decirlo en su expresión, no necesitamos escuchar historias para saber inventar otras.  Continuando con Rulfo: “Somos mentirosos; todo escritor que crea es un mentiroso, la literatura es mentira; pero de esa mentira sale una recreación de la realidad; recrear la realidad es, pues, uno de los principios fundamentales de la creación”.

La mentira yo la concibo como la utilización de expresiones por las personas para fingir, engañar, aparentar y comunica algo erróneo o falso, por eso creo parcialmente en lo que Rulfo cita, los que escribimos creamos historias, deconstruimos realidades, no mentimos, inventamos. Aunque se trate de un tema literario, va de por medio el ser, su ontología, la psicología que le construye y la filosofía, pues quien escribe es un ser humano.

Desde lo filosófico se entiende que la creación constituye una facultad del hombre surgida gracias al trabajo, la cual le permite formar una nueva realidad con el material que tiene a su alcance, basándose en el conocimiento de las leyes del mundo objetivo, para dar satisfacción a sus múltiples necesidades sociales. Esta definición me agrada y creo está llena de una autentica verdad que completa nuestro entendimiento acerca de la creación. Somos entes construidos en una biología psicosocial y cultural.

No conozco a la fecha a ningún ser humano que no ligue su profesión con su vocación en los actos creativos que desempeña. Ni a Rulfo se lo creo, aunque él niega estar hablando de sí o de su vida, lo hace; falta solo conocer su origen y biografía para percatarse en sus lecturas. Seremos más, o serán menos explícitos y notorios ; pero somos parte de lo que escribimos y nuestra creatividad será redirigida de una u otra forma en lo que vivimos, vemos, escuchamos, sentimos, olemos o imaginamos por nuestras vivencias; lo cual por supuesto no significa estemos hablando de nuestra vida, pero si de algo que con ella tuvimos que ver o nos gustaría tener que ver, porque nuestro cerebro es más hondo que el mar  y es quién organiza nuestras ideas, el arte de la escritura y el cerebro funcionan con conexiones y así logran construir. Crear es hacer una especie de gimnasia mental, es colorear nuestras visiones y memorias con nuestra cultura, no puedo crear si no hay sensopercepciones. Haré una cita final de Rulfo, donde nos regala algo asociado a ello:

A mí me han criticado mucho mis paisanos que cuento mentiras, que no hago historia, o que todo lo que platico o escribo, dicen, nunca ha sucedido y es así. Para mí lo primero es la imaginación…la imaginación es infinita, no tiene límites, y hay que romper donde cierra el círculo; puede haber una puerta de escape y por esa puerta hay que desembocar, hay que irse. Así aparece otra cosa que se llama intuición: la intuición lo lleva a uno a pensar algo que no ha sucedido, pero que está sucediendo en la escritura”.

Finalizo diciendo que los que escribimos estamos condenados a ser libres dando permiso a nuestra intuición, a nuestra imaginación, a permitir transformar en un proceso nuestras memorias, nuestras asociaciones divergentes, nuestras experiencias y emociones. La neurociencia cognitiva ayuda a sobre simplificar el arte y desafío en la creatividad de la escritura. Nuestros dispositivos básicos de aprendizaje: motivación, percepción, atención, concentración y memorias, que son innatas; son gratis, solo habrá que activarlos, ejercitarlos para hacer sinapsis.

Nunca es tarde para nada en los temas de la creación literaria si reconsideramos la plasticidad en nuestras narrativas. La plasticidad en la narración es como un jardín de medusas electroscópicas haciendo conexiones, ramificando y transformando el entorno de lo visto.  Despertemos de su letargo a la imaginación, que nos da libertad para desnudar nuestra alma, la que está en el cerebro y en el corazón.

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