Los giros que da un disco

CRÓNICAS MELÓMANAS DE PERRO NEGRO RECORDS I

Parece que fue ayer, lo recuerdo bien. Era mi cumpleaños y Angélica me hizo el mejor regalo de mi vida, y el que yo tanto deseaba en aquel entonces. Ella había gastado todos sus ahorros para festejarme aquella ocasión de ese modo tan extraordinario. Después me enteré por ella misma que se había ido hasta el Centro para asegurarse de encontrar ese obsequio tan preciado; que recorrió una a una las tiendas de discos hasta que, en el Mercado de Discos de San Juan de Letrán, encontró el grandioso Strange Days, de los Doors. La verdad me impresionó mucho su regalo.

Fue tan grande la emoción que, al abrir el papel del envoltorio, casi arranco un trozo de la funda del disco. De inmediato, hice correr a Angélica a la casa de Agustín, que estaba muy cerca de donde estábamos, para escuchar el álbum, el segundo de las Puertas. Tan luego abrió Agustín la puerta, apenas lo saludamos y entramos directamente a su sala, donde estaba la gran consola de nuestro amigo. Yo ya había escuchado un par de canciones de ese disco en La Chica Musical, una estación radiofónica de FM que por un tiempo transmitieron mucho rock underground. Claro que Angélica también estaba emocionada, aunque no supe bien si porque me había vuelto loco su regalo o porque ella también quería escuchar ese disco con igual locura.

https://www.youtube.com/watch?v=T0WF8fF8N8Q

Estuvimos en casa de Agustín toda la tarde escuchando ese álbum. Cada vez que se terminaba un lado del disco, yo lo ponía del otro lado para escuchar las piezas una y otra vez. Realmente disfruté mucho Love me two times y People are strange, aunque When the music’s over me extasió. Casi anochecía cuando Angélica decidió regresar a su casa. Entonces apagamos la consola de Agustín, una Stromberg Carlson de alta fidelidad, y guardé el disco en su funda. Nos despedimos de nuestro amigo, que al parecer también disfrutó escuchar el álbum a su manera, muy serio siempre, y nos fuimos.

Los meses pasaron y, en ese lapso de tiempo, sucedieron algunas tragedias: Angélica y yo terminamos, y el disco que me había regalado en mi cumpleaños lo perdí. Estoy seguro que alguien, en alguna de las fiestas que organizábamos los fines de semana, se lo llevó, y no creo que por equivocación. Lamenté mucho esas pérdidas, tal vez más la del disco que la de Angélica. Creo que hasta lloré el disco. En fin, pasó el tiempo y finalmente logré reponerme de aquella tragedia.

Años más adelante, conocí a Luciana, a quien todos le decíamos de cariño Luzbela. Nos conocimos con gran profundidad, al grado de sabernos muy bien los gustos uno del otro. Y cuando llegó mi cumpleaños, ella me regaló el segundo disco de los Doors. Sí, el mismo Strange Days. Ella sabía muy bien, sin temor a equivocarse, de ese gusto que yo le tenía a esa banda.

Como en ese tiempo dejaron de fabricar discos de vinilo y era la época de oro de los discos compactos, ella tuvo que buscar ese álbum en disquerías de vinilos usados hasta encontrarlo. Cuando me lo dio, junto con un intenso beso, me advirtió que el disco era usado, que lo había conseguido en un bazar de discos y que por desgracia incluía una dedicatoria. De inmediato, abrí el envoltorio y, al ver el disco, quedé estúpidamente sorprendido: en la portada había una dedicatoria que decía “Especialmente para ti, mi vida. Feliz cumpleaños. Te quiere, Angélica.”

*Este texto apareció originalmente como parte de los relatos musicales de Perro Negro Records, un proyecto que continúa en curso. Si te gustan los discos, te recomendamos visites la tienda físicamente o en línea.

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