Las mejores bandas del rock progresivo mexicano

José Luis Fernández Ledesma y Margarita Botello.

José Luis Fernández Ledesma es un  músico extraordinario de la vanguardia nacional. Ha sido reconocido internacionalmente como un artista innovador, que le ha permitido aventurarse en la búsqueda de nuevas formas musicales en el Avant-Prog. En su etapa inicial, Fernández Ledesma formó parte del grupo Nirgal Vallis, que incursionó en el subgénero Prog Folk, aunque esta banda derivó de otra: Iconoclasta, agrupación de rock contemporáneo mexicano.

Margarita Botello y José Luis Fernández Ledesma como “Saena”.

Disuelto el grupo Nirgal Vallis, Fernández Ledesma emprendió su camino en solitario para impulsar por cuenta propia su visión personal en la vanguardia musical. Aunque habrá que señalar que la cantante y tecladista Margarita Botello le ha acompañado en esta aventura en varios de los discos que ha grabado. Además, José Luis  ha impulsado otros proyectos, como Saena, una agrupación que se ha desarrollado dentro del subgénero Symphonic Prog, sin que haya descuidado su proyecto individual.

Cabe destacar que la creación musical de Fernández Ledesma ha girado en torno de atmósferas sonoras, las cuales deambulan entre lo etéreo y lo oscuro y lo brillante y colorido. La instrumentación incluye tanto artefactos acústicos como eléctricos, lo que le ha exigido invertir procesos de mezcla sonora. Cabe destacar que ha utilizado instrumentos musicales ancestrales y contemporáneos, que le han permitido escapar de los estándares del progresivo y crear una fusión sonora única.

Las influencias que José Luis ha recibido le han llegado del Krautrock alemán a través de diversas bandas de los años setenta, como Popol Vuh y Can. También se ha nutrido del Avant-Prog representado por las agrupaciones más significativas del subgénero, tales como Art Bears, Henry Cow y Univers Zero. Así mismo, ha abrigado la música de cámara vanguardista que iniciaron en el siglo pasado John Cage y Karlheinz Stockhausen.

Entre sus diversas obras musicales, destacan varias que conllevan ciertos valores dentro del progresivo, no sólo nacional sino también internacional. Por ejemplo, el álbum Al Filo (publicado en 2002) proyecta una dominancia siniestra a través de atmósferas sonoras oscuras. Por el contrario, el disco Sol Central (2000) es una obra más colorida y brillante. Los demás álbumes, como La Paciencia de Job (2006) e Híbridos (2007) deambulan, cada uno de ellos, entre lo sombrío y lo luminoso a través de las piezas que los constituyen. El caso del disco Designios (2003) parece escapar a la regla de lo siniestro y lo colorido, ya que está más inclinado hacia el Symphonic Prog y el Prog Folk.

Además de la creación musical en el rock progresivo, José Luis ha incursionado en otras dimensiones de la creación: ha compuesto música para teatro y cine documental, así como para ballet contemporáneo. Por si fuera poco, ha colaborado con otros artistas de la vanguardia musical, como Alquimia (Dead Tongues, 1996) y Oxomaxoma (Sin Boca con los Ojos Negros, 1997). También ha sido productor musical e ingeniero de sonido en diversas grabaciones.

Cabe destacar que la obra de José Luis más relevante es el álbum Sol Central, que ha recibido críticas sumamente positivas, como los elogios procurados por el músico  e ideólogo del subgénero Rock In Opposition/Avant-Prog, Chris Cutler (ex integrante de la banda Henry Cow), quien hzo importantes señalamientos a la creación y la visión musical de Fernández Ledesma. En este sentido, esta obra ha destacado tanto en el ambiente nacional como en el internacional.

Lo relevante del disco Sol Central radica básicamente en la composición y su estructura. La pieza principal es la suite homónima del disco, que está constituida por siete secciones, cada una de ellas con sus propias características musicales: La Datura Inoxia, de alto contraste sonoro; Amnesia, de relajamiento musical; El Avatar, de gran energía exótica; Por los Cuatro Costados, de penumbra oscura; La Gran Feria, de sonoridad incendiaria; Ciencias Celestes, de atmósferas etéreas, y La de los Acertijos, de retorno a lo exótico. Cabe destacar que la suite resulta una obra redonda y única, una joya de la música progresiva de vanguardia.

Sin embargo, Sol Central incluye, además de la suite y sus siete secciones, una pieza más que cierra el álbum. Se trata de Pueblos Perdidos, una composición de nueve minutos con una tendencia minimalista que pone énfasis en lo misterioso y se distingue de la suite que le precede. En conclusión, es posible afirmar que este álbum representa una obra asombrosa para muchos seguidores del Avant-Prog, y no sólo por la composición musical de Fernández Ledesma, sino también por la colaboración destacada de Margarita Botello en las voces y los teclados, así como los músicos ocasionales que acompañaron a José Luis.

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