In memoriam, Walter Becker y Holger Czukay

ca. 1977, Malibu, California, USA --- Donald Fagen and Walter Becker of Steely Dan --- Image by © Neal Preston/Corbis

Luto en el rock progresivo mundial

La primera semana de septiembre fue de luto universal ya que fallecieron dos grandes del rock progresivo: Walter Becker y Holger Czukay. Ambos tenían mucho en común, ya que fueron miembros fundadores de dos agrupaciones emblemáticas del rock progresivo, Steely Dan el primero de ellos y Can el segundo; aunque la primera banda es americana y la segunda, europea. Otros rasgo común fue que ambos crearon, cada uno en su propia banda, composiciones de cierta complejidad que abrieron camino seguro al progresivo de los años setenta.

Nacido en 1950, Walter Becker murió este 3 de septiembre, a los 67 años. Él y Donald Fagen encabezaron el grupo de rock Steely Dan, una banda originada en Nueva York y alienada al jazz rock fusión. Los dos talentosos músicos que fundaron esta maravillosa agrupación desde 1972, año de lanzamiento de su primer disco –Can’t Buy a Thrill–, hasta 2003, cuando fue publicado su último disco de estudio -Everything Must Go–, fueron designados para ocupar el Salón de la Fama del Rock & Roll y recibir el premio Grammy en 2001 por su álbum “Two Against Nature”. El nombre de Steely Dan era una referencia escatológica incluida en la novela Naked Lunch, de William Burroughs, el anti héroe de la Generación Beat.

Al principio de su trayectoria, Steely Dan fue una banda de rock típica que componía, grababa discos y realizaba giras en el mundo; aunque esto sólo fue la primera fase de su incursión en la música. A partir de 1975 en adelante, Steely Dan fue una agrupación de tan sólo dos músicos, Walter y Donald, quienes reclutaban una amplia diversidad de músicos de alta calidad capaces de colaborar en sus complejas composiciones. Como grupo exclusivamente de estudio, contaron con el apoyo de talentos extraordinarios como Michael McDonald (vocalista de The Doobie Brothers), Mark Knopfler (guitarrista de Dire Straits), Jeff Porcaro (fundador de Toto), entre muchos otros.

Sus discos han sido muy apreciados debido a la inserción de estrategias del pop, la armonía del jazz y el ingenio sumamente creativo. A través de sus composiciones, Walter Becker y Donald Fagen hicieron referencia a Duke Ellington, Stan Getz y Horace Silver. Sin embargo, lograron piezas con una calidad muy accesible para los fans del rock, como Do It Again y Reelin ‘in the Years. Debido a esta amalgama musical, la agrupación estuvo asociada con el rock progresivo, en su línea de jazz rock fusión. Las letras de sus canciones generalmente eran críticas, sumamente intelectuales, y no estaban basadas en hechos mitológicos o de hechicería sino en vivencias experimentadas en los Estados Unidos de los setentas. Tal vez de ahí que las piezas estuvieran llenas de humor negro y sarcasmo.

Walter Brecker, left, and Donald Fagen of Steely Dan. Photo by Scott Gries/Getty Images

Walter Becker y Donald Fagen se conocieron en la universidad y uno a otro descubrieron su pasión por el jazz de Dave Brubeck, Duke Ellington, John Coltrane y Charlie Parker. Luego de su graduación, en 1969, ambos se mudaron a Nueva York con la intención de ser compositores, aunque sin ningún éxito. No fue sino hasta que conocieron a Gary Katz, de ABC Records, que encontraron su camino hacia donde siempre quisieron llegar: formar su primer grupo musical, Steely Dan,  en el que se integraron, además de Walter y Donald, los guitarristas Denny Dias y Jeff “Skunk” Baxter y el baterista Jim Hodder. Con esta formación, fue grabado su primer disco de larga duración, “Can’t Buy a Thrill”, que incluyó dos éxitos internacionales: Do It Again y Reelin’ in the Years.

A partir de entonces, la producción musical de la agrupación continuó cosechando éxitos, año con año, desde 1972 a 1977 sin detenerse. Sólo hubo un lapso, de 1977 a 1980, cuando fue publicado el disco Gaucho, en el que la creación se apaciguó un poco. Seguramente era un presagio del final de Steely Dan. Después de que Gaucho vio la luz pública, la producción paró. Fagen continuó su carrera musical solo y Becker se hizo productor. Todo parecía indicar que Steely Dan había muerto. Sin embargo, en el año 2000, ambos grabaron un disco comercialmente exitoso, “Two Against Nature”, que les valió ingresar al Salón de la Fama y obtener el Grammy 2001. Dieciséis años después de este acontecimiento que dejó huella en Walter, éste muere a los 67 años de edad, dejándonos una marca indeleble del rock.

Por su parte, Can fue uno de los grupos más representativos del rock progresivo alemán. Junto a la banda Amon Düül II, Can se desarrolló en la línea del progresivo conocido como krautrock. La formación del grupo, en 1968, se debe al ahora fallecido Holger Czukay y a Jaki Liebezeit e Irmin Schmidt. Fue una agrupación que, más que interpretar progresivo, transformó a éste en una ciencia ecléctica que incluía música clásica, jazz y rock de los sesentas. La técnica que diseñaron estaba basada en el ritmo y la textura. De ahí que los efectos eran alucinantes. La amalgama que lograron con el free jazz, el acid rock y la música de cámara les otorgaron una identificación inigualable.

A diferencia del grupo Amon Düül II, Can se daba el lujo de “atascar” a sus audiencias con pasajes instrumentales tan hipnóticos que era inevitable llevarse a los sueños los ritmos y la acidez, a pesar de que, como buenos alemanes, mantuvieron en sus piezas una atmósfera fría. Tuvo que pasar el tiempo para que el grupo fuera valorado totalmente. Realmente no es una música fácil de asimilar, ya que incluye cierta dosis de música experimental. En su trabajo en solitario, Holger Czukay se concentró mucho más en la creación de rock experimental. Un sello del músico puede apreciarse en el uso de radios de onda corta y en la grabación de diversos sonidos, los cuales incorporaba en sus composiciones. El radio de onda corta lo usaba como un instrumento musical vivo, un método de composición llamado por él mismo “pintura de radio”.

“Can” en una de sus giras.

Czukay estudió música bajo la batuta de, nada más y nada menos, Karlheinz Stockhausen. Al principio, Holger no tenía mucho interés en el rock, pero luego de escuchar una versión de la canción I Am the Walrus de The Beatles, interpretada por uno de sus estudiantes, quedó sumamente impresionado. La pieza de rock psicodélico de aquel año de 1967 marcó su vida musical. La estructura de Soy la morsa y las añadiduras de ruido producidas por un radio de amplitud modulada le acercó la fórmula musical que más tarde hizo personal. Esta experiencia le indicó el camino y tuvo mayor interés por el rock, sobre todo el experimental, y comenzó a escuchar a Velvet Underground y Frank Zappa.

De ahí que la fama de Can haya estado fundada en su sonido repetitivo y alucinatorio. El sonido que Czukay extraía de su bajo era muy poco convencional. Cabe destacar que, además de tocar el bajo y crear sus composiciones complejas, fue el ingeniero de sonido durante las grabaciones y ediciones de los discos en que participó, ya fuera como integrante de Can o en sus álbumes como solista. En 1977, aún en el grupo, Czukay invitó al ex bajista de Traffic, Rosko Gee, para que tocara el bajo en tanto que él se dedicó a manejar cintas grabadas y efectos de sonido para la elaboración del disco “Saw Delight”, el último álbum de Can en el que participó.

Holger Czukay

Después de su salida del grupo, Czukay se dedicó a la creación de sus discos personales y colaboraciones especiales a invitación de una diversidad de grupos y músicos, como Jah Wobble y David Sylvian, británicos interesados en mezclar rock con las técnicas de Holger, y Brian Eno, entre muchos otros. De los discos de Can más valorados, destaca “Future Days”, y de los personales, “Moving Pictures”. Finalmente, este 5 de septiembre murió Czukay. Su cuerpo fue encontrado en su departamento, sin que hasta ahora se conozcan las causas de su fallecimiento.

Becker y Czukay ya descansan en paz en el vallhalla de los héroes musicales del progresivo mundial.

 

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