Hay que revalorar la identidad yucateca: Entrevista a Pedro Carlos Herrera

Una charla con el director de la Orquesta Típica de Yucalpetén.

Un dicho antiguo aconseja hablar con respeto a los grandes. Pedro Carlos Herrera lo sabe. Por encima de idearios y tendencias, Yucatán es algo de lo más grande en su pensamiento, como lo es para muchos de nosotros. Con su sencillez de todos los días y con una sonrisa, me recibe terminando de ensayar a la orquesta que dirige, la Típica Yucalpetén, en víspera de un concierto para celebrarle setenta y siete años de vida artística*. Sabe que le voy a preguntar de música, de proyectos, de Yucatán, de él mismo; o por lo menos, lo supone. Nuestra conversación inicia tras instalarse junto a un piano – rocín de este quijote- y amable, me ofrece asiento.

Sin demasiada antesala, empiezo a arrojarle preguntas, esta vez escuchándole responder con una voz diferente a los acordes de sus teclas, la suya propia.

FDJ: Siempre es buena idea empezar por el principio. ¿Cómo ocurre este asunto de dirigir a la Típica Yucalpetén?

PCH: Trabajo al lado de maestros como Álvaro Vega, Luis Pérez Sabido y Enrique Martín en el Centro [Regional de Investigación, Documentación y Difusión Musical “Gerónimo] Baqueiro Foster” dedicados a la preservación de la música yucateca, de la cual gran parte es trova. A partir de que estoy allá, conozco el fenómeno de la música yucateca y mi trabajo es, de alguna manera, proveer de arreglos a las orquestas que requieran este acervo. Así que, antes de pararme como director, ya estaba arreglando. Cuando el maestro Roberto Tello decide dejar la dirección de la orquesta -por motivos personales- la decisión lógica era traer a alguien que conociera los arreglos que se estaban tocando y para entonces, yo era esa persona.

FDJ: Prácticamente fue un proceso natural, que se dieran las cosas como consecuencia de estar picando piedra.

PCH: Puede decirse que sí.

FDJ: ¿Había algún proyecto que rivalizara con dirigir a La Típica, que te hubiera impedido tomar una decisión?

PCH: Toda aceptación conlleva una renuncia. En el caso de dirigir a la orquesta era obvio que ya no sería tan dueño de mi tiempo; al ser una institución de gobierno, ellos deciden en qué momento nos van a requerir y se entiende que se debe estar disponible para ello. Pero no ha sido una cuestión extenuante ni nada parecido.

FDJ: Y además de ser una institución de gobierno también es una institución cultural: es uno de los pilares más notorios de lo que es la música de Yucatán, tanto para los yucatecos y para los no yucatecos, que por cierto cada vez son más.

PCH: Así es, tiene una importancia cultural muy fuerte; al final de cuentas depende siempre de las decisiones de los gobiernos, como cuando fue eliminada aquella tradicional Banda Sinfónica del Estado. La Típica estaba yendo para allá.

FDJ: ¿Y cómo se pudo sortear este problema?

PCH: Creo la gente que estaba dirigiendo lo administrativo entendió la trascendencia cultural que tiene la orquesta. A mi parecer, es de las pocas que ha logrado lo que nuestro país necesita tanto y que es una continuidad. Siempre estamos a expensas de que llegue un nuevo equipo político, con nueva gente, dicho sea sin juzgar si son bien intencionados o no tanto, pero (lo cierto) es que muchas cosas que estaban funcionando, acaban. De alguna manera, la orquesta ha podido sortear estos problemas desde 1942 y mantenerse con el apoyo de los gobiernos.

FDJ: Más allá de “continuar respirando” lo definitivo es que su aportación cultural es un hecho; La Típica tiene una identidad reconocida a nivel nacional y hasta cierto punto a nivel mundial.

PCH: Mundial es un concepto muy grande, pero desde mi tiempo en la dirección hemos estado en Venezuela. No fue cosa pequeña, llenamos tres conciertos allá por 2008.

FDJ: Y a nivel nacional, ¿cuáles han sido las sedes a las que han asistido?

PCH: A todas ha sido con un excelente resultado. Por ejemplo, llenamos el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México. Hemos estado en el Cervantino y en otros festivales importantes, como en Monterrey y Guadalajara.

FDJ: ¿Qué cosas se ha logrado mejorar al paso de los años, antes de tu tiempo y a partir de tu tiempo como director?

PCH: Desde la etapa del Mtro. Tello, se restableció una profesionalización de la orquesta: una disciplina más estricta respecto a cómo tocar, a cómo leer (partituras) siguiendo una dinámica en la interpretación, matizar las canciones. Para mí fue un proceso iniciado al que di continuidad.

FDJ: ¿Y cómo ha sido la percepción de la gente? ¿Hubo comentarios sobre qué era mejor antes o peor ahora?

PCH: Bueno, siempre habrá comentarios porque a la gente le da mucho trabajo el cambio. El cambio siempre provoca una resistencia. Llegué a oír comentarios tan simpáticos como que “antes estaba desafinada y eso la hacía sonar más tradicional”, lo que me parece increíble: no imagino que un músico como don Daniel Ayala hubiera idealizado una orquesta desafinada; que hayan tenido la costumbre de escucharla así, no quiere decir que estuviera bien.

FDJ: Pero esa resistencia al cambio, ¿se puede decir que ha sido superada? Es decir, ¿la gente participa con toda la intención de un buen resultado?

PCH: Absolutamente, sí. Y siempre digo que el público que va a escuchar a la orquesta, lo más seguro, es que regrese.

FDJ: ¿Y cuáles cosas no se han corregido?

PCH: Es un poco complejo; empezando con que es una orquesta del Estado, lo cual está bien. Pero a veces, el Estado quiere que hagamos determinadas presentaciones y desde luego, las hacemos. Por tanto, no se puede presentar un plan tan ambicioso. Siempre se depende de lo que se vaya a programar.

FDJ: ¿Y en cuanto a la calidad de los instrumentos? ¿Crees que haya necesidad de mejorar los instrumentos que hoy se tienen en las manos?

PCH: Creo que antes de pensar en ello, me parece más importante mejorar la cantidad de dinero que la gente percibe, que es significativamente poca, para lo que hoy en día cuestan las cosas.

FDJ: ¿Quizá resulte buena idea crear un proyecto en apoyo a la adquisición de instrumentos?

PCH: Lo que ha hecho la Sinfónica (de Yucatán) me parece ha sido muy exitoso; con su patronato, de manera que dividen los gastos con el gobierno del Estado, sugiere ser un modelo exitoso. He propuesto la creación de algo semejante para la orquesta. Quizá no se haya hecho porque tal vez perdería cierta movilidad, al tener la Secretaría (de la Cultura y las Artes de Yucatán) qué compartir las decisiones con otro organismo, pero pienso que en el caso de la Sinfónica ha funcionado muy bien.

 

FDJ: Volviendo a cuestiones de acervo, tu trayectoria editorial te ha permitido profundizar en el repertorio de la música yucateca ¿todavía quedan áreas sin investigar o clasificar?

PCH: Claro que sí; un tema importante para mí es que se toquen -en la medida que se pueda- las composiciones académicas de yucatecos, que son muchas. Por decir, nuestra sinfónica es una gran orquesta, por la que guardo admiración y respeto. Pero me parece que es una pena estén tan enfocados en lo europeo; y quienes han hecho un trabajo valioso, gente como Gustavo Río, como Fausto Pinelo, como el mismo Daniel Ayala ¿no sería apropiado que la Sinfónica de Yucatán tocara música de yucatecos, que de alguna manera se abra un pequeño espacio? Hacen un trabajo maravilloso, increíblemente bueno, de calidad. No creo les quitara mucho darle un pequeño espacio a nuestra música y eso podría darles a ellos identidad. En nuestro caso, debo hacer una serie de adaptaciones porque carecemos de oboes, fagotes y demás pero, por dar un ejemplo, tenemos en nuestro repertorio una obra intitulada “Palenque” de Fausto Pinelo, a la que hice una adaptación -con todo respeto- para que suene con lo que contamos, ya que es una obra sinfónica.

FDJ: ¿Y qué tanto La Típica puede aproximarse a todo ese repertorio sinfónico que está pendiente?

PCH: Tenemos menos instrumentos que una sinfónica. Sí nos podemos aproximar, pero depende mucho en dónde nos presentemos, porque ciertamente no es repertorio para cualquier espacio. Si se trata de una feria en el interior del Estado, el contexto ruidoso no se presta para una obra de este tipo.

FDJ: Esto genera necesidad de ciertas condiciones para poder recrear ese repertorio.

PCH: Y creo que ello va a ser posible en esta administración

FDJ: Por ejemplo ¿con la reciente inauguración del Palacio de la Música?

PCH: Desde luego que sí, sumado a la sensibilidad e inteligencia de nuestra secretaria de Cultura, la Lic. Erica Millet, una persona muy transparente y honesta.

FDJ: ¿Cuáles son los proyectos en puerta?

PCH: Seguimos refinando nuestro trabajo; casi siempre se espera algo novedoso pero hay una columna vertebral que tenemos que conservar, formada por “Peregrina”, “Nunca”, “Caminante del Mayab”; pero seguimos montando repertorio. A partir de mi dirección, he tratado de abrir esa ventana que refleje a la sociedad de nuestro tiempo, tal como en su momento lo hicieran Guty Cárdenas, Pepe Domínguez. Pero ahora, que es otro tiempo, ¿porqué no abrir la posibilidad a otros compositores que están haciendo bien las cosas como Fernando Leal, Felipe de la Cruz, Angélica Balado, el maravilloso Sergio Esquivel, Armando Manzanero? ¿Por qué no, si es música hecha por yucatecos? He tratado de hacer que se toque también la música de ellos sin declinar los temas que son tradicionales y que nos dan identidad, pero abriéndonos a la presencia de lo que está sucediendo ahora, no convertirnos en objeto de museo, sino en ser una orquesta viva que interactúe con la música que se hace en nuestra tierra.

FDJ: ¿Cuál es el mensaje de Pedro Carlos Herrera a la sociedad, desde tu posición como un agente de la cultura yucateca?

PCH: Me gustaría que los empresarios le tuvieran un poco más de cariño al fenómeno de la identidad yucateca. Todos recibimos mucho de nuestra tierra, en términos de tranquilidad, cultura, estabilidad ¿qué tal devolver un poco? Y me refiero exactamente a eso, a mantener nuestra identidad, abriendo espacios en la radio donde se pueda escuchar música yucateca, por ejemplo.

FDJ: Todo esto daría como resultado un fortalecimiento, ¿quizá una renovación de nuestra identidad?

PCH: Seguramente muchos recuerdan que, en tiempos de nuestra educación primaria, nos enseñaban a cantar “Reina de Reinas”, “Himno Yucateco” y demás. Pienso que es algo sumamente valioso…y no sé porqué se ha dejado de hacer.

Nos percatamos del tiempo y de su afán por limitar las conversaciones interesantes. Al punto de darnos las buenas tardes, disipó mi curiosidad por imaginarlo ajeno a la música. “Habría sido dibujante, al estilo de Quino o Fontanarrosa, por la pura diversión”. Pero siendo el músico que es, aseguró seguir “haciendo cosas” mientras tenga algo que aportar, dedicado a sus arreglos y nutriéndose de lo que suele escuchar, siempre cercano a música ligeramente distinta. “Me gusta mucho Stravinsky o las cosas que hace Bernstein. El asunto es eternamente aprender. No sabemos nada”.

Con gratitud mutua, prometimos continuar la charla. Salí de allí sintiendo más respeto del que normalmente inspira. A la noche siguiente, volví a saber por qué, después de disfrutar aquel concierto: el arte y la música de Yucatán son grandes. Y él, que sostiene una batuta frente a la Orquesta Típica Yucalpetén, incuestionablemente, lo es también.

* https://yucatancultura.com/musica/77anos-orquesta-tipica-yucalpeten/

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